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El regreso de Óscar tras 55 largos días

Ángel Velasco B.

Óscar González, por fin, está de vuelta. El '10' del Real Valladolid regresaba a los terrenos de juego el pasado domingo en el empate (1-1) de los de Miguel Ángel Portugal en Tarragona. El salmantino volvía a la dinámica del equipo al sustituir a Nikos Karampelas en el minuto 80. Con los poco más de diez minutos disputados, el equipo blanquivioleta recupera a un activo que no se vestía de corto desde el pasado 4 de enero en la derrota (1-0) en Montilivi. Desde entonces, el charro sumaba 55 días sin pisar un terreno de juego en partido oficial, tiempo en el que se ha notado su baja.

Aunque sea difícil valorar al jugador, como ocurre en todo el entorno blanquivioleta, en Tarragona y sin estar al 100% y, posiblemente, ni al 50% de lo que él puede dar, Óscar González pudo ser determinante. Su movimiento en la ocasión que pudo dar los tres puntos fue diferencial, como es su juego y como es él. Por ello, su regreso se nota y más si han pasado dos meses desde su último partido de blanquivioleta.

Una larga tortura

El sufrimiento vivido en estos dos meses, sumado al ya acumulado en una temporada para olvidar en lo que a lesiones se refiere, puede tener recompensa si en los próximos meses el jugador puede ayudar al equipo a dar un salto en sus objetivos. Así toda la tortura vivida en la temporada tendrá recompensa. Entrenamientos en solitario, trabajo específico ayudado por diferentes trabajadores del club, como el delegado Santamaría Uzqueda, y diferentes metodologías de puesta a punto están ayudando al '10' a volver a ser el jugador que fue. Ese resquicio puede aparecer ahora tras 55 días en el dique seco. En Tarragona puede que haya aparecido una oportunidad, que de ser cierta, el segundo capitán de este Real Valladolid agarrará con toda su fuerza.

Lejos de lo esperado

Más allá de esta última lesión, Óscar está viviendo una temporada complicada. La espalda le pone trabas y el césped de los Anexos le condiciona y potencia esas molestias musculares que tiene. El mismo futbolista reconocía que los problemas de pubalgia crecen con sesiones en zonas tan debilitadas como la superficie de entrenamiento del Pucela. Pese a ello, él sigue apretando los dientes. Continua trabajando para superar todo lo que se encuentra en el camino y poder conseguir su segundo ascenso con el Real Valladolid.
Volver a vivir aquello que tanto le emocionó en 2012 y por aquello por lo que, realmente, regreso a Valladolid en 2010, como él reconoció, queda aún lejos. Para ello, tendrá que mejorar su forma, hacerse un hueco en el equipo y sumar más minutos. Con esa evolución que él ve posible, Miguel Ángel Portugal tendrá un activo capaz de ser diferencial en partidos como el del domingo. Con la necesidad de una buena lectura, un juego sensato y una fiable movilidad a los espacios, el charro es determinante. Lo ha sido, lo es y lo será. Sólo falta que entierre estos últimos 55 días fuera de un terreno de juego. Por el momento los ha dejado atrás. Ahora le toca olvidarlos definitivamente.

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