El duro año del Real Oviedo tras la Guerra Civil: perdió jugadores y el estadio
La guerra civil española causó estragos en todos los ámbitos a nivel nacional. El fútbol no se salvó, y el Real Oviedo tampoco. La competición liguera se pausó durante los tres años que duró el conflicto bélico. En la temporada 1939/40 se reanudó, pero sin la presencia del conjunto carbayón.
Un 27 de agosto de 1940, la plantilla del Oviedo, o lo que quedaba de ella, regresó a los entrenamientos tras un largo periodo de inactividad. Pero no pudo volver a competir ese año por dos razones. Por un lado, su campo (Estadio de Buenavista) fue destrozado por causa de la guerra. Y, por otra parte, algunos jugadores fallecieron durante el conflicto y otros se exiliaron en otros países.
Por estos motivos, el club solicitó a la Federación Española de Fútbol una excedencia para no ser descendido y tener un año de recomposición. Dicha solicitud fue aceptada y la plantilla pudo reestructurarse. De todo el proceso se encargó un histórico del club como Herrerita, que se hizo dueño de la dirección técnica del club, con la ayuda de Ricardo Gallart Selma. Ambos dirigieron la plantilla al mismo tiempo que saltaban al terreno de juego cada fin de semana. Así lo hicieron hasta el mes de noviembre, cuando llegó Cristóbal Martí Batalla para encargarse de las labores de entrenador.
Antes de la guerra
La última temporada que jugó el Real Oviedo antes de la guerra civil la terminó como tercer mejor equipo de España a solo tres puntos del Athletic Club y a uno del Real Madrid. Isidro Lángara Galarraga fue el máximo goleador de aquella liga. Precisamente fue Lángara uno de los jugadores que continuó ligado al club.
Junto a Lángara, Eduardo Herrera Bueno, más conocido como Herrerita, fue el estandarte del equipo durante los mejores años de la historia para el Real Oviedo. Ambos jugadores son considerados a día de hoy como los dos mejores futbolistas que han vestido la camiseta carbayona.
La recuperación del club
En la temporada 1941/42, la primera tras el parón por la guerra, el Oviedo quedó en la undécima plaza, lo que significaba que tendría que imponerse ante un equipo de Segunda división para permanecer en Primera. Así lo hizo el equipo de Óscar Álvarez González, nuevo entrenador, que derrotó por tres goles a uno al Sabadell con una gran actuación de Soladrero.
Tras aquel difícil año, el Real Oviedo volvió a subir el nivel y en las siguientes temporadas se mantuvo en la parte alta de la tabla. En aquella plantilla siguieron jugando futbolistas como Pedro Pena, Sirio Blanco, Emilín o el mencionado Herrerita. A ellos se unió la figura de Echevarría, que se convirtió en un enorme refuerzo para el ataque del Real Oviedo.