La recta final se quedó corta

El Real Oviedo no pudo sacar algo positivo de su visita a El Molinón en el derbi de la segunda vuelta. El conjunto azul cayó derrotado por la mínima, en un encuentro que deja numerosas lecturas en lo deportivo, más allá de todo el aspecto ambiental que siempre rodea este tipo de encuentros. La recta final del partido, en la que el Oviedo se volcó sobre la portería de Mariño, no fue suficiente para conseguir un botín que estuvo lejos durante el resto del encuentro, ya que los carbayones se acercaron poco por las inmediaciones del área rojiblanca.

Sobre todo en la primera parte. El Sporting entregó al Oviedo el balón, que falto de profundidad buscaba el recurso de golpear en largo a un Joselu que tenía complicado imponerse a la envergadura de Babin y Peybernes. A partir de ahí, ganar la segunda jugada, era el arma ofensiva de los de Anquela, que no tuvieron ocasiones en la primera parte. El Sporting tampoco propuso más que el Oviedo, pero tenía dos posibles receptores que agitaban cada balón aéreo y tras uno de ellos, y de varias imprecisiones, llegó el tanto.

El guion no cambió tras el paso por vestuarios, y tampoco tras los dos primeros cambios, hechos a la vez por parte de Anquela. Entraron Diegui e Ibra, pero en modificaciones hombre por hombre, en los lugares de Viti y de Joselu, sin alterar el dibujo. Hasta la entrada de Toché, cuando se pasa a formar con dos delanteros, la presencia ofensiva fue pobre. Tras esa modificación, el Oviedo tuvo las ocasiones que no tuvo a lo largo del partido, y casi le vale para empatar, con la acción polémica de Ibra incluida.

Fueron diez minutos en los que el Oviedo se desató en el aspecto ofensivo, pero que no le bastaron para conseguir botín, encajando así una nueva derrota, lo que le lleva a un balance de cinco puntos de los últimos 15 posibles, lo que ha enfriado la buena dinámica que llevaban los carbayones en 2019.