Medicina para los problemas
El Real Oviedo se impuso este sábado al Sporting en el derbi asturiano, en un partido en el que las dinámicas quedan apartadas y que puede suponer un punto de inflexión. Eso se verá en los próximos encuentros, en una proyección a corto o medio plazo; pero en lo que se refiere a este sábado, algunos de los problemas que venían teniendo los azules se dejaron de lado. El objetivo; que no vuelvan a reproducirse.
El principal quebradero de cabeza que acechaba a Juan Antonio Anquela estas semanas se centraba en el balón parado. Cambio en la portería incluido; el técnico había tocado todas las piezas posibles para intentar solucionar un problema que va más allá del trabajo táctico. Un problema que se arregló contra el Sporting. Los rojiblancos lanzaron cinco saques de esquina durante el partido y no crearon peligro en ellos; y también numerosas faltas lejanas buscando el área carbayona. Champagne, sin hacer una actuación espectacular; en esta ocasión sí que consiguió transmitir seguridad a su defensa, saliendo con autoridad incluso al borde del área grande a atrapar balones colgados.
Eso en lo que se refiere al balón parado en contra. A favor, el Oviedo sacó rédito con el gol de Alanís. Saúl la puso en el lugar preciso y el mexicano entró contundencia; libre de marca, entre la defensa rojiblanca para rematar a placer. El Oviedo apenas sufrió, siendo sólido y contundente en defensa; ni siquiera en la segunda mitad, cuando el Sporting podría haberse volcado. Pero no se pudo dejar la portería a cero, y Carmona transformó el penalti cometido sobre Neftali.
En ataque, los azules también generaron; sobre todo en la primera mitad. A parte de los dos goles, los azules también tuvieron dos buenas opciones en botas de Saúl y en la cabeza de Ibra. En la segunda mitad también Mariño se emplea a fondo en un remate de Diegui. La incógnita es saber si estas soluciones se proyectarán y se aplicarán en los siguientes partidos, empezando por el Reus.