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Dos golpes certeros

Eddy Silvestre presiona a Tejera (Foto: LaLiga).
Borja García

El Real Oviedo cayó derrotado en su visita a Santo Domingo, por 2-0 ante el Alcorcón, en un partido en el que la imagen de los azules tal vez no fue para encajar la derrota por ese resultado, pero en el que los méritos tampoco fueron los suficientes como para hacerse acreedor de la victoria. Ganó el que consiguió acertar con la portería rival, en un partido marcado por detalles concretos.

Los 17 primeros minutos de partido azules fueron buenos y sorprendentes. Los carbayones empequeñecieron a un rival como el Alcorcón en su propio campo. Dueños del balón, con un Alfonso como espectador, y llegando a las inmediaciones del área, aunque sin generar ocasiones de peligro claras. En el bando alfarero sí se vieron ocasiones claras, a partir de la lesión de Alanís. Desde el cambio del mexicano, precisamente en el minuto 17, el Oviedo entró en una fase de dudas y el Alcorcón lo aprovechó. Juan Muñoz tuvo una clara, en un error en el despeja de Christian y Dorca no perdonó, entrando con facilidad en el área y sacándose luego un trallazo imparable. El Alcorcón se adelantó penalizando el error y tirando de efectividad.

El Oviedo lo intentó en el arranque de la segunda parte, pero las ocasiones no llegaron en acciones de juego. Saúl en una falta y Christian y Mossa a la salida de sendos saques de esquina lo intentaron, pero no acertaron. Y prácticamente acto seguido llega la acción de la falta que señala el colegiado y que Juan Muñoz ejecuta a la perfección.

A partir de ahí el partido cambia. Anquela pasa al 4-4-2, con el cambio previo de Aarón, y los azules consiguen ganar más presencia en el área rival, estrellando Bárcenas un balón en el larguero, en un disparo lejano y anotando Joselu incluso un gol que el árbitro anularía, en una acción también dudosa cuanto menos. El Alcorcón aprovechó para noquear al Oviedo con dos golpes certeros en dos momentos clave, que dejaron a los azules con la capacidad de reacción tocada. Sin hacer un mal partido, los carbayones se vinieron de vacío de Santo Domingo.

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