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Tensión en el entrenamiento del equipo

Chisco García

No fue un regreso al trabajo tranquilo para el Oviedo. Tras la derrota ante el Ferrol, los futbolistas comenzaron a preparar el choque que les medirá al Tropezón, el próximo domingo a las 18.30 horas en el Carlos Tartiere, y lo hicieron en medio de las críticas de una decena de seguidores que increparon a los jugadores y a los técnicos.

Conforme fue avanzando la sesión de trabajo, los ánimos de los asistentes fue crispándose. Diego Cervero fue el primer centro de las iras y tras él estuvo Iván Rubio y el resto de componentes de la plantilla.
Carlos Granero y sus ayudantes no se libraron de la quema. Los aficionados pidieron la dimisión del técnico y censuraron el trabajo planificado para la jornada de hoy, en la que el equipo estuvo divido en dos grupos entre los que jugaron ayer el partido y el resto del equipo.
Una vez finalizado el trabajo y cuando abandonaban el campo de entrenamiento los aficionados siguieron increpando a los jugadores y también a Carmelo del Pozo y al propio Granero. Sergio Díaz se llevó la peor parte en esta ocasión, pero no se registraron incidentes de relevancia.
Pocos minutos después, ya con el equipo en el vestuario, compareció una patrulla de la Guardia Civil, pero no fue necesaria su intervención ya que los componentes del primer equipo azul abandonaron las instalaciones sin ningún tipo de problema y los aficionados se quedaron para seguir en directo el trabajo del Vetusta.

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