Es Noticia
Real Betis
2-0
Éibar

Qué poquito hace falta para sonreír

Gabriel Galán

El bético se ha acostumbrado a sufrir tanto con su Betis que con muy poco bueno que haga le vale para sonreír. Sesenta segundos más bien, lo que tardó Jonas Martin en marcar, en abrir una puerta de esperanza en Heliópolis un Domingo de Resurrección. No podía ser otro día, aunque al Betis no le hace falta resucitar. Con su gente, nunca morirá. Ceballos se encargó al final de que la alegría fuera aún mayor. Un domingo tranquilo en Heliópolis. En abril y con varios partidos aún por jugar.

Los pitidos en el prepartido se cambian con goles. El bético no es tonto y entiende. Y lo debe entender Víctor y también en el palco, los que se llevaron las grandes broncas de la tarde. Esa ovación al final al equipo, con Ceballos como estandarte, queda también grabada. No sólo los pitos.
Un minuto de partido necesitó el Betis para convertir los pitos en aplausos, la pena en alegría. Rafa Navarro, uno de los jugadores que sí aprueban esta temporada, mandó un preciso centro para que Jonas Martin cabeceara a la red. El francés hizo de Sanabria y Rubén en la primera jugada, cuando todavía había béticos buscando su asiento. Así es el Betis, sin sus dos delanteros titulares, y con Ceballos en el banquillo, pero fue capaz de romper a las primeras de cambio a una de las mejores defensas de las últimas jornadas.

De ahí hasta el final de la primera parte poco relevante que contar. Los únicos pitos fueron para Mateu Lahoz, porque los béticos ni perdonan ni olvidan su atropello en el Santiago Bernabéu. El Éibar, medio en chanclas aunque huela Europa, estuvo porque tenía que estar, incapaz de crear peligro ante un rival que tras el 1-0 respiró y obvió hacer una jugada de mérito. Sólo cuando el balón caía en las botas de Pedro León o en las de Joaquín el fútbol era agradable.
El ex del Getafe se inventó un regate ante Tosca que metió el miedo en la grada, poco antes de que Joaquín cabalgara como en sus mejores tiempos y su pase, ya forzado, no llegara en boca de gol a Álex Alegría. Hubiera sido la sentencia, porque el partido no estaba para mucho jaleo. También Yoel evitó el segundo del Betis en una mano espectacular tras una falta de Joaquín. Sin hacer mucho, más bien lo justo, el Betis se iba al descanso por delante y sin pitos. Que ya es un paso muy grande viendo los tiempos que corren por Heliópolis.

Ceballos y el cambio de Joaquín

La segunda parte sí tuvo más ritmo, el que le puso Joaquín y después Dani Ceballos. Con el utrerano en el campo el fútbol es diferente, es mejor, más vistoso. El fútbol de la calle que tanto gusta. Y, lógicamente, el Betis también es mejor. Se le unió el paso adelante del Éibar y los espacios que Álex Alegría no pudo aprovechar. Aún así, el Éibar tuvo el empate en otra de esas jugadas que le están costando muy caro al Betis en las últimas jornadas. Adán apareció para sacar una mano salvadora a bocajarro ante Gálvez.
Sólo Víctor podía cambiar la alegría de la grada, porque el equipo estaba relativamente cómodo. El madrileño decidió cambiar a Joaquín por Donk y de forma indirecta provocó una pasito atrás muy peligroso, que entendió perfectamente el Éibar y, sobre todo, el bético. De nuevo, una semana más, se cantó ese "¡Víctor vete ya!" tan peligroso, porque el resultado era muy corto.
Pero por el bien de Víctor, y del Betis, el partido no empeoró. No fue por sustos, porque el Éibar tuvo una clara ocasión pero Pedro León disparó al aire. El miedo merodeaba la grada y los minutos pasaban muy lentos, hasta que Dani Ceballos sentenció con su primer gol en la Primera División. Tanto sufrimiento al que ya está acostumbrado el bético. Lo poquito que le hace falta para sonreír con su Betis.
 

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  1. Invitado

    Pues tras las derrotas de los tres de abajo, la permanencia está virtualmente sellada. Ahora toca quedar lo más arriba posible por dignidad y que la temporada próxima se planifique mejor y sobre todo tengamos un entrenador valiente y ambicioso. Quique Setien sería el ideal