Rubén Castro, un líder sin brazalete

No es casualidad que Rubén Castro haya participado en ocho de los nueve goles del Real Betis Balompié en lo que va de la Liga Adelante. El canario se ha convertido en el salvavidas de un equipo que navega a la deriva, sin una idea de juego, que se encomienda a la inspiración de su delantero estrella.

El atacante se ha convertido por méritos propios en una pieza clave para los entrenadores que han pasado por Heliópolis desde su llegada en el verano de 2010. Pepe Mel, Juan Carlos Garrido, Gabi Calderón y ahora Julio Velázquez han visto en él el camino más rápido hacia la victoria. Tan importante es su figura que ya se encuentra a escasos siete goles de igualar a Domínguez, máximo goleador de la historia del club.
No obstante, esta importancia que tiene sobre el campo no parece ostentarla en el vestuario, donde comparte veteranía con Jorge Molina. El de Alcoy, precisamente, es el primer capitán del equipo, mientras que Rubén ha visto pasar por delante suya a los nuevos, como Damien Perquis, Xavi Torres o Antonio Adán, que en menos de un año ya se ha convertido en el cuarto futbolista con derecho a portar el brazalete.
ElDesmarque Radio ha contactado con Castro este miércoles y, entre otras cosas, le ha preguntado en relación a este asunto, aunque no parece importarle demasiado: "Nunca me he sentido así en ningún sitio, es lo de menos llevar el brazalete", dijo, al tiempo que aseguraba que "no le he dado mucha importancia; no hay que dársela".
Cabe recordar que el futbolista, natural de Las Palmas de Gran Canaria, ya ejerció como capitán del Real Betis la pasada temporada. Fue ante el Málaga, en un dramático encuentro que remontaron los visitantes en apenas dos minutos. Aquella noche el Benito Villamarín soñaba con colocarse a cinco puntos de la salvación, pero el destino volvió a ponerse en contra de los intereses verdiblancos. Fue en el minuto 77 cuando Calderón sustituyó a Jorge Molina, y éste le pasó el brazalete a su compañero de fatigas por vez primera.
Salva Sevilla, Antonio Amaya, Damien Perquis y Nacho se encontraban fuera del terreno de juego en aquel momento, por lo que el siguiente en la lista, por antigüedad, era Castro. Eso sí, no parece haber sido este argumento suficiente para otorgarle dicho honor esta temporada. Y a pesar de no darle importancia, para el canario fue todo un honor ser capitán del Betis, aunque solo fueran unos minutos.
Su carácter frío puede haber sido un hándicap a la hora de ganarse el cariño o la admiración de sus compañeros, pero esa misma frialdad es la que le permite ser no solo uno de los delanteros más determinantes de nuestro país, sino también un líder sin brazalete para el Betis.