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Se despide del Espanyol, acaba llorando y avisa: "Mi hija no me deja ir al Barça"

David López, en su despedida del Espanyol (Foto: RCDE).
ElDesmarque

El capitán del RCD Espanyol David López se despidió este martes como jugador del conjunto blanquiazul, tras ocho temporadas en tres etapas diferentes y 237 partidos oficiales, y con un deseo: "Que el próximo capitán no se involucre tanto como yo".

"Para mí, todo es el Espanyol: mi trabajo, mi hobby, mi vida. Y lo vivo las 24 horas del día. Seguramente me lo he llevado todo a casa y no era lo más conveniente ni para mi familia ni para mí, porque al final eso pasa factura. Y de eso es lo único de lo que me arrepiento", manifestó en rueda de prensa.

David López admitió que probablemente tenía que haber sido "más egoísta", pero que se marcha "orgulloso y feliz" por su "lealtad" al club, "porque siempre miré antes por el escudo que por mí mismo".

"Hoy es un día difícil para mí, un día que llega antes de lo que me gustaría, pero el destino no se elige", reconoció visiblemente emocionado el mediocentro catalán.

En cualquier caso, se siente afortunado, porque él ha podido cumplir el sueño de "cualquier chico que empieza" en el fútbol: "poder jugar en Primera División con el equipo de tu club y además siendo capitán".

El Espanyol ha decidido no renovarle y, a sus 32 años, tendrá que buscarse equipo. "Aún no sé dónde jugaré ni si será aquí o fuera, estoy abierto a todo. Lo único que está claro es que mi hija no me deja ir al Barça, así que allí seguro que no", bromeó.

En el Espanyol ha vivido "muchos malos momentos", como la temporada del descenso a Segunda. "Yo aparecía casi siempre a hablar después de la derrotas y se acabó asociando a David López con la imagen del descenso; eso creo que me penalizó con la afición", lamentó.

Por también otros "muy buenos", y si tiene que elegir uno de ellos fue cuando el equipo logró el ascenso un año después: "Esa temporada mi camiseta pesaba más que las de algunos de mis compañeros y me quedo con esa sensación de haber cumplido con una misión, de haber saldado una deuda".

En cualquier caso, a David López le gustaría que la recordaran en el club blanquiazul como "una buena persona, humilde y trabajadora y como alguien que jamás se rindió, viniera lo que viniera: errores, críticas, derrotas, descenso, lesiones, suplencias... cualquier cosa".

"Me he caído muchas veces, pero siempre pensando en levantarme lo antes posible. Ese sería mi mejor legado, porque creo que son los valores que representa al Espanyol", añadió durante su discurso, que tuvo que dejar de leer en varias ocasiones al no poder contener la emoción.

Durante el acto, David López recibió la insignia del club de manos del director general, Mao Ye; el brazalete de capitán de Tommy N'Kono; y una camiseta conmemorativa de sus 237 partidos como blanquiazul de otros tres ilustres capitanes, Dani Solsona, Rafa Marañón y Raúl Tamudo.

Está claro que ha dejado huella en el Espanyol. Y eso que antes de triunfar como blanquiazul tuvo que irse cedido al Terrassa, al Leganés y al Huesca, y jugar dos temporadas en Nápoles.

Cuando cuelgue las botas seguramente será entrenador -"voy a sacarme el carné, porque es algo que me interesa y me atrae", reconoció- y quién sabe si algún día regresará, por quinta vez, al club de su vida, para sentarse en un banquillo.

"A partir de ahora, me uno a vosotros como un aficionado más de esta maravillosa minoría. Vaya donde vaya, el Espanyol no dejará de ser nunca mi casa, y ojalá nuestros destinos se vuelvan a encontrar", sentenció.

David López, en su despedida del Espanyol (Foto: RCDE).

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