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Calleja y Míchel afrontan una final con sus puestos en juego

La mala situación deportiva que atraviesan el Rayo, en descenso, y el Villarreal, empatado a puntos con los equipos de la zona peligrosa, ha provocado que este partido sea una auténtica final para los dos equipos y también para sus entrenadores, Míchel y Javi Calleja, que esperan en la caseta de vestuarios a que sus jugadores regresen del calentamiento para dirigirles las últimas palabras.

El Villarreal ha llegado a Madrid con todos los jugadores disponibles excepto los lesionados para medirse a un Rayo que presenta una importante novedad en su once, la del portero macedonio Stole Dimitrievski que sustituye a Alberto García, suplente por decisión técnica.

En la conferencia de prensa previa ambos entrenadores han lanzado, curiosamente, el mismo discurso. "Este partido puede ser un punto de inflexión para el equipo", sentenciaron. Y no es para menos, puesto que el Villarreal encadena cinco partidos ligueros sin ganar y el Rayo ocho.

Consciente de la importancia del partido para su equipo, el estadio de Vallecas lucirá una de las mejores entradas de la temporada. Quince minutos antes del pitido inicial tres cuartas partes de las localidades ya están ocupadas. El colorido lo aportan las banderas al viento de los rayistas, que juegan en casa y esperan ser el jugador número doce ante los pocos aficionados castellonenses que han acudido a ver su equipo.

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