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11 meses de locura: La Rosaleda cierra por vacaciones

Varias imágenes en La Rosaleda durante este curso (Fotos: EFE / Málaga CF / FC Cartagena).

11 meses, 25 partidos y una preparación pospandemia después, La Rosaleda echa el cerrojo por vacaciones. Lo hará este domingo, poco después de la medianoche, cuando Castellón o Cornellà celebren sobre el césped de Martiricos el ascenso a LaLiga SmartBank. Uno de los dos será el último compañero de viaje del Málaga CF la próxima temporada y volverá a pisar un césped que ha aguantado carros y carretas durante el año y que se someterá a un trabajo de renovación por parte de los miembros de mantenimiento del club, que se extenderán durante ocho semanas. De ahí que el club solicitara a LaLiga disputar las dos primeras jornadas del próximo campeonato fuera de casa.

Queda atrás una temporada que tuvo de todo para La Rosaleda. Lejos queda el pasado 24 de agosto cuando el equipo abrió fuego en su territorio ante Las Palmas, a pocos días de que las oficinas del club se plagaran de un ruido que nunca se alejó a partir de ese momento. La Rosaleda fue testigo de un último día de mercado nocivo para el equipo, también de la intervención de la Policía por orden judicial, de la salida de un técnico después de un escándalo que dio la vuelta al mundo o de la entrada del administrador, José María Muñoz, al que le acompañó la marcha en taxi del incatalogable Richard Shaheen. Imágenes que quedan en la retina y que durante mucho tiempo enterraron, por desgracia, lo que sucedía en el césped.

Los muros de La Rosaleda vieron la entrada de la Policía, del administrador judicial o una salvación sin público en la grada

Después se volvió a hablar más de fútbol, tampoco era difícil, y el equipo volvió a engancharse a sí mismo y a su gente, que vibró de nuevo con un horizonte más despejado. Pero llegó el coronavirus, y la vida tal y como la conocíamos se fue a pique. Se cerró a cal y canto Martiricos, como ocurrió prácticamente con todo, y cuando se reabrió fue para iniciar unos extraños entrenamientos pospandémicos que culminaron con el regreso a la competición. Sin público, sin alma, La Rosaleda se tuvo que acostumbrar a jugar sólo con el ruido del eco del cemento. Se logró el objetivo y, en silencio, se festejó la permanencia. Al menos, La Rosaleda cerrará por vacaciones sabiendo que en dos meses, volverá a sus muros LaLiga SmartBank.

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