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La Rosaleda se echa de menos a sí misma

Hay pocas cosas más tristes que un continente sin contenido, que una caja de bombones sin bombones. El vacío. Un estadio sin aficionados, un partido sin alma. Un Málaga sin comodín del público, sin nadie que le empuje la silla. Nada más artificial que unos cánticos enlatados, que no salen del nervio del momento, del instinto espontáneo de alentar y de meterle tensión a los tuyos y miedo a los otros. El Málaga ha dejado volar cinco puntos de La Rosaleda. Y no, no es excusa capital porque todos los rivales juegan a puerta cerrada, pero la afición blanquiazul era de lo poco fiable del equipo hasta la fecha.

Este sábado se notó. Fue un partido clásico ante un rival inferior que, sobre el papel, llegaba físicamente más cansado y anímicamente más tocado. El Málaga se adelantó, todo parecía ir rodado, pero le faltó dar la puntilla al Extremadura. El tanto de Sadiku hubiera espoleado al público y empujado al equipo a por el segundo en ‘modo fiesta’. Pero lo que llegó fue el empate. Y el silencio. Un velatorio. Los últimos 25 minutos el Málaga los pasó contra las cuerdas, sin capacidad fundada de reacción más que en algún ramalazo aislado, sin soluciones desde el banquillo, y, sobre todo, sin el pellizco de su gente ante los brazos caídos.

Era un partido de los que ayuda a ganar el público. Muchos pensaron que este duelo con el factor campo hubiera sido de otro color. Pero el Málaga, que en el minuto 86 metió a Luis Hernández por Juanpi con el agua al cuello ante el penúltimo, bastante tuvo con aguantar de pie y sumar un punto. Tristísimo consuelo. Queda a la vista que jugar de local en este singular contexto ha perdido todo su valor, pero el equipo blanquiazul no se puede permitir sumar 1 punto de 6 en casa si quiere cumplir sus objetivos. Es mera cuestión de supervivencia. La Rosaleda se echa mucho de menos a sí misma. Demasiado.

Imagen de La Rosaleda vacía.

¿Volverá el público a las gradas?

Es la gran pregunta que todos se hacen. LaLiga quiere, pero la oposición la encuentra en el Gobierno. Los clubes tratan de presionar y ahora mismo es una pregunta sin respuesta. Tebas ya habla de “protocolo para abrir los estadios”, pero no aclara si para este curso o para el que viene. “Trabajamos en un protocolo para abrir los estadios a los aficionados. Guardar la distancia social, con mascarilla. Zonas 'sectorizadas' con puerta de entrada especial. Una página web donde el que vaya a acudir tendrá que apuntarse para que le digan la hora y el minuto de entrada, el camino que tiene que recorrer dentro del estadio, para evitar aglomeraciones y lo mismo a la salida”, señaló el jueves.

Sí que habrá público en La Rosaleda y en el resto de sedes para el play off de ascenso a LaLiga SmartBank tras la aprobación de la Junta de Andalucía una vez que se ha superado el estado de alarma. El aforo máximo será del 65% con un límite de 1.500 personas, aunque existen posibilidades de que pueda autorizarse un aumento. Cabe añadir, en ese sentido, que las competencias en las competiciones no profesionales recaen en las comunidades autónomas.

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