100 años de espera merecieron la pena: la primera camiseta blanquiazul de Antonio

Dicen que la edad es sólo un número, un mero contabilizador de experiencias y pasiones a lo largo de la vida. Las arrugas, el ejemplo de lo peleado, disfrutado y sufrido. Es el caso de Antonio de la Torre, un vecino de Yunquera que hace unos meses pisó la centena de años. En su mirada aún vitalista se esconde el entusiasmo de un malaguista que el día que se rompió una cadera dijo a las enfermeras que lo único que le ponía la tensión alta era que perdiera su Málaga. Lleva el escudo en su ADN. Ni que decir tiene que a lo largo de su vida ha sido testigo de los peores y los mejores años de una entidad que adora. Sin embargo, el bueno de Antonio nunca ha podido disponer de una camiseta del equipo de su corazón. Era su sueño y a los 100, al fin, ha podido cumplirlo.

Con una Guerra Civil a sus espaldas y tras regatear con salud los dolorosos efectos del COVID-19, una persona muy cercana a la familia, Manuel Díaz, quiso tener un detalle con Antonio que sirviera también como honra de nuestros mayores a los que a veces, y por desgracia, pasan a un segundo plano. "Es como un abuelo para todos en el pueblo", resalta Manuel, que asegura que quién conoce a Antonio lo recuerda pegado a su transistor en cada partido del Málaga. Pasión pura y desde el pasado diciembre, centenaria. A Manuel se le encendió la bombilla y decidió contactar con José Luis Paradas Romero, amigo personal y actual gerente de Málaga Deporte y Eventos. Y la maquinaria se activó.

No ha sido sencillo, puesto que por el camino el club emprendió un rumbo marcado por la administración judicial y, posteriormente, el coronavirus trastocó todo lo establecido. Una vez superados los escollos, y gracias a la labor también de la Fundación del Málaga CF, corazón del club, Antonio pudo tener su camiseta. Dos personas fuera del foco pero esenciales para el Málaga como Lucas Rodríguez y Basti atendieron a Manuel, le dieron la camiseta firmada por la plantilla y así Antonio pudo asomarse a los 101 años vestido de blanquiazul.

Nadie en la familia sabía nada, por lo que la entrega del regalo plagó de lágrimas de emoción un momento único, inolvidable. Para siempre. Ahora, Antonio comenta orgulloso que nunca se va a quitar esa camiseta con el 100 a su espalda que resume un siglo de pasión por los suyos y también por el Málaga. Ese Málaga que espera vuelva a jugar -sin los tabardillos de las derrotas, a poder ser- para arrimarse a su transistor y que todo vuelva a la normalidad. A por los 101, Antonio.