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"Un amante de la vida": el obituario de Paco Cañete

Paco Cañete en una imagen junto a Antonio Serrano Márquez 'Antoñín'. 
Javier Souviron

"Eran los años 80 y yo trabajaba en una clínica privada de Málaga. El médico del CD Málaga había ingresado a uno de los jugadores del equipo y yo, muy alejado de ese mundo, no sabía exactamente quién era pero sí la orden que tenía que cumplir: que no recibiera visitas y que negara que ese jugador estaba allí ingresado. Aquella noche vinieron tres personas preguntando por el jugador y yo, como un detenido férreo y duro, negué hasta en tres ocasiones que allí hubiera un jugador del Málaga ingresado.

A la mañana siguiente supe que a uno de los personajes de mi historia que le negué era al periodista número uno y más incisivo del deporte malagueño: Paco Cañete. Al paso del tiempo cambié el hospital por el fútbol y lo conocí en algún que otro viaje, en algún que otro entrenamiento.

Aquel año tuvimos la terrible perdida de José Antonio Gallardo. Él se volcó siguiendo aquel suceso, nos llamó a Vigo al hospital, nos dio ánimos, y cuando sucedió lo que nunca hubiéramos imaginado –el fallecimiento de José Antonio– me vi sentado en el sillón del presidente del club entrevistado por el mismísimo José María García, número uno del periodismo nacional. Paco quería que yo le contara lo sucedido esos días.

Al acabar aquella temporada hubo cambio de directiva, de entrenador y este decidió prescindir de mí. El único que dio la cara por mí públicamente en los medios fue él, me animó a seguir e intercedió por mí. Paco siguió dándome ánimos cada vez que coincidíamos.

El CD Málaga desapareció, y sé que ese momento fue duro para él, todos salimos del club y nos fuimos al paro.

El fútbol había desaparecido de mi vida, recuerdo que una noche de Semana Santa me lo encontré en su cafetería preferida para ver las procesiones, allí estaba junto con un antiguo entrenador mío y me estuvo convenciendo para que volviera, de esa manera tan vehemente que él tenía, que tú no podías decir que no. Volví, pero a otro equipo distinto al Málaga.

Esto me hizo de catapulta para volver nuevamente al Málaga, aunque él en aquella época no tenía gran relación con algunos directivos, pero sí le alegró que yo volviera. Seguíamos teniendo esa relación de amistad y admiración por mi parte. Coincidíamos en muchos gustos taurinos o musicales.

Gracias a él conseguí un capote de torero de Curro Romero, y siempre que nos veíamos hasta su últimos años me preguntaba por Luz Casal. Siempre agradeció que lo invitará a un concierto en Málaga y no había una vez que no me preguntara por ella.

El Málaga y yo nos volvimos a separar, pero eso no fue óbice para que no dejara de llevarme a sus programas y le hablara de África, de música o de la vida.

En sus últimos años me llamaba casi a diario para que le contara cosas para ese libro que publicó, donde toda la Málaga que le admirábamos le acompañamos en su monumento que amaba: La Rosaleda.

Paco Cañete, en el centro, en la presentación de su libro.

A los pocos días de la publicación de aquel libro me llamó y me dijo: “Javier, ve pensando anécdotas de jugadores, quiero escribir sobre eso".

Después me llamó un par de veces, la última me pilló trabajando y no pude decirle lo suficientemente que lo apreciaba a este señor amigo de sus amigos, hombre de palabra y defensor de lo que creía.

Ayer tuve un mensaje de un amigo que me dijo: "Javi, Paco te quería muchísimo y se llevó una gran decepción cuando el Málaga te abandonó". Paco fue para mí esa persona que estuvo a mi lado cuando otros me dejaron, Paco fue un amigo y ya me van quedando pocos.

Javier".

Javier Souviron, fue masajista del Málaga durante casi tres décadas y amigo personal de Paco Cañete. Actualmente, aparte de su vinculación profesional activa al ciclismo, es enfermero en el Hospital de la Axarquía y lucha en primera línea contra el coronavirus

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