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Es Noticia

El Málaga vuelve a ser el Málaga

Los jugadores del Málaga, celebrando el 1-0.
A. G.

“Pronto volveremos a ver ese Málaga sólido que deja la portería a cero”, profetizaba a mitad de semana Lombán en rueda de prensa. No estuvo el zaguero sobre el césped, pero su pronóstico se cumplió a rajatabla ante el Nástic. El Málaga volvió a ser el Málaga, desarmó a su rival de salida y le sobró oficio para no pasar ni un apuro defensivo en todo el partido.

Regresó a su paraíso y le volvió la sonrisa de golpe al equipo de Muñiz. Siete de siete. La Rosaleda es territorio inconquistable. Una especie de edén donde el Málaga hace dogma de sus virtudes y minimiza al máximo a sus rivales. Fueron especialmente dolorosos los tropiezos en Pamplona y Gijón, escenarios en los que mostró una candidez impropia de de su trayectoria hasta ahora. Pero en su jardín, el Málaga es otro. Un equipo solidario e infatigable. Así se llevó por delante al Nástic en los primeros 45 minutos.

Salió, como de costumbre, a poner tierra de por medio desde el primer minuto. Y a base de empuje logró encerrar al equipo de Enrique Martín. El gol era sólo cuestión de tiempo. O de un error como el que cometió Josua Mejías. Renato Santos se encontró toda la banda para él y puso un centro perfecto que Koné cabeceó a la red. Mención especial merece, una vez más, Blanco Leschuk. El Tiburón provoca pánico en las defensas rivales y su desmarque arrastró con él a Albentosa y Djetei para que el marfileño rematase a placer.

El 1-0 no rebajó el ímpetu del Málaga. Barreiro y Manu del Moral seguían viviendo a kilómetros de Kieszek y los blanquiazules, con Ontiveros desatado, continuaron apretando, robando muy arriba y generando una ocasión tras otra. A Ricca le cayeron dos goles cantados en sendas acciones a balón parado. El uruguayo, en ambos lances completamente solo en la frontal del área pequeña, mandó fuera los dos remates. Lo único positivo que pudo echarse a la boca el Nástic en el descanso fue el resultado.

Después del intermedio debutó Haksabanovic, que sustituyó al lesionado Koné y dejó buena impronta en su estreno. Con el internacional por Montenegro como escudero de Blanco Leschuk, el Málaga mantuvo el mismo guión de partido. Ontiveros alumbraba la ofensiva blanquiazul y todo continuó jugándose en campo del Nàstic. Blanco Leschuk y Ontiveros rozaron el 2-0 mientras el Nástic veía pasar los minutos sin acercarse siquiera a Kieszek. No fue hasta el 70’ cuando el portero polaco detuvo el primer balón de ataque de los catalanes. Cuatro minutos después Tete vio la segunda amarilla y el Málaga se encontró con una alfombra roja hasta el final del partido. Adrián, en el 92’, redondeó una victoria que devuelve provisionalmente el liderato (a expensas de lo que hagan Deportivo y Alcorcón) a los de Muñiz. El Málaga recupera la sonrisa y sus señas de identidad al calor de La Rosaleda.

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