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La intrahistoria del fichaje de Blanco Leschuk por el Málaga

Gustavo Blanco y Caminero, sellando el acuerdo (Foto: Málaga CF).
Daniel Marín

Resulta que el nombre de moda en el malaguismo, Gustavo Blanco Leschuk, era casi un desconocido para la gran mayoría de los seguidores blanquiazules hasta que su nombre salió por primera vez vinculado en la prensa el 3 de agosto del pasado verano. El Málaga daba entonces por vendido a En-Nesyri y, dentro de su lógica previsión, ya tenía una lista de delanteros de un perfil similar. Se buscaba un ‘9’ grande de área, con unas características concretas estipuladas por el técnico Juan Ramón Muñiz para el estilo de juego que pretendía desarrollar en la categoría.

Entre ellos estaba Gustavo Blanco, al que ahora todos llaman Blanco Leschuk, el 'Tiburón'. Sus informes eran buenos de anteriores ofrecimientos y cumplía con los requisitos que había pedido Muñiz. El asturiano, con el consenso de la dirección deportiva, avaló su fichaje, muy cotizado en ese momento por otros clubes de la categoría. Era un jugador al que Muñiz conocía de Ucrania y al que ya estuvo a punto de tener bajo sus órdenes en el Levante el verano anterior, de hecho, el delantero estuvo incluso reunido con Carmelo del Pozo, entonces secretario técnico granota, pero finalmente prefirió seguir en el Shakhtar Donetsk para tratar de disputar la Champions.

La oportunidad de llegar a España, su sueño desde que salió de Argentina con 23 años para labrarse un nombre y que le llevó a jugar en ligas recónditas, le llegó este verano gracias también a su representante, el gallego Rodrigo Fernández Lovelle. Se da la curiosa circunstancia de que Fernández Lovelle fue quien fichó a Muñiz para el Rayo Vallecano en 1996 cuando el primero era secretario técnico del equipo de los Ruiz Mateos y el segundo jugador de club y cuna del Sporting. En Vallecas, por cierto, Muñiz conocería después a Juande Ramos (también fichado por Rodríguez Lovelle), con el que se uniría profesionalmente en fases venideras de su trayectoria como técnico.

El caso es que Muñiz y el agente de Blanco, que también asesora, entre otros, a Lucas Pérez, mantuvieron desde entonces una gran relación que perdura más de dos décadas después, y que tuvo nexos de unión en Ucrania, donde Rodríguez Lovelle goza de buenos contactos, donde Muñiz trabajó y donde militaba Blanco Leschuk. La conexión era perfecta, todo encajaba. Todo menos el Shakhtar, que veía que muchos equipos, sobre todo Sporting y Mallorca, se unían crecientemente a la puja. Pero todas las partes querían confluir en Málaga, que aceptó pagar algo más por la opción de compra (2,5 millones), y que pocos días después lograba hacerse oficialmente con su préstamo.

El resto de la historia ya la saben. “Esperamos que mantenga su olfato goleador”, dijo en su presentación el director deportivo José Luis Pérez Caminero. Desde entonces, Blanco suma seis goles oficiales que han dado nueve puntos limpios al casillero del Málaga y tiene a La Rosaleda enamorada. Hijo del también delantero Marcelino Blanco tiene ascendencia ucraniana a través de su madre, Ana, y pelea por un pasaporte comunitario que elevaría aún más su cotización ascendente. El Málaga lo tiene a tiro por 2,5 millones, en parte porque las circunstancias y los acontecimientos quisieron que el jugador cayera de pie en la Costa del Sol.

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  1. Pablo

    ‌no teniamos un gran 9 desde salvA ballesta.forfa malagaaa

  2. Rafael Pérez Durán

    ‌Gran jugador, con buena técnica, gran rematador y defendiendo durante todo el partido, sería una lastima dejarlo escapar, no teníamos un buen delantero centro desde hace bastante tiempo y según comentan muy buena persona y gran trabajador. SI o SI hay que pagar YA la cláusula. Gracias.

  3. Maeve

    ‌Que maravilla de muchacho este tiburón blanco