Ochoa saca buena nota en su debut oficial con el Málaga (incluye vídeo)
Guillermo Ochoa fue una de las siete novedades en el once de Javi Gracia para la Copa del Rey. Estaba cantado que el mexicano tendría su oportunidad (la primera) en el duelo de esta noche en Riazor. Entró poco en juego el portero, pero lo cierto es que cuando apareció fue para bien en su debut oficial con el Málaga. En el gol deportivista poco pudo hacer ante el remate de Toché en el área pequeña.
En la primera parte tocó el balón en solo siete ocasiones, siempre con acierto. Tuvo dos paradas, una en el minuto 23 de partido, su primera intervención, al repeler un buen disparo de Cuenca (en el vídeo inferior). Ochoa, bien colocado en el primer palo, salvó el empate. Un cuarto de hora después, en el 37, le sacó con la pierna izquierda un lanzamiento a Toché, otra intervención de mérito despejada a córner en la que es su especialidad, la agilidad bajo palos. Poco más se dejó ver Ochoa antes del descanso, si acaso en un balón dividido al poco de empezar y en una captura de un córner rival. Sacó de puerta una vez con los pies a la izquierda y se mostró con ganas y dando órdenes en los balones colgados.
Tras el ecuador jugó sin presión en la nuca al estar cerrada la grada donde se ubican los ‘Riazor Blues’. Justo en el inicio de la segunda mitad tuvo su mejor intervención, al sacarle un ‘mano a mano’ al delantero Toché tapando con su cuerpo la portería y aguantando bien el remate. Después, en el 56, detuvo con una mano al suelo un centro chut muy cerrado de Juan Domínguez. Hasta ese momento su hoja de servicios estaba inmaculada, pero trece minutos más tarde llegó el gol rival. Un rechace suyo en un córner, no sale demasiado, terminó con un pase filtrado a Toché que fusiló a bocajarro. Imparable. En resumen, gratas sensaciones de Ochoa en su estreno.
Rescaldani y Portillo Rescaldani y Portillo también gozaron de sus primeros minutos oficiales en esta temporada. El delantero argentino fue titular y tuvo pocas opciones para lucirse. Empezó activo, con una ocasión que mandó alta y jugando algunos balones de espalda, pero apenas se le vio. Portillo, por su parte, solo tuvo diez minutos que intentó exprimir al máximo y que no dieron para casi nada más que para un par de apariciones entre líneas y una amarilla sacrificada que cortaba una contra.