El Celta se va de capea contra el Levante
Se terminó la Liga. Se puede decir que con un sabor de boca que no llega a agridulce, porque lo que ha protagonizado el Levante UD de Paco López es histórico, increíble, impepinable, aunque con una sensación rara porque no acostumbraba el conjunto granota a ofrecer una imagen tan tristona. Evidentemente, no empaña todo lo logrado y el Celta, capitaneado por un Iago Aspas cuya presencia en el Mundial de Rusia clama al cielo, le endosó un 4-2 a la escuadra de Orriols, que sufrió su capea particular de los 'toreros' celestes. Se acabó un año con final histórico para el Levante UD.
El primer tiempo, salvo por los habituales latigazos del Levante que incluso le hicieron soñar con terminar con un saldo positivo los primeros 45 minutos, fue un monopolio del Celta y sobre todo cuando Jozabed y, por encima de los demás, Iago Aspas, arrancaron a carburar. De hecho, el sevillano y el de Moaña fabricaron la primera acción de peligro de los locales. El primero de ellos centró desde la izquierda para que el atacante, pisando el corazón del área, la enganchase mal a las manos de Koke. Esta primera acción de peligro de los locales espoleó al Levante que, saliendo por el costado de Jason, advirtió sólo por una vez. Porque lo siguiente sería el golpe. El coruñés se fue hacia adentro marchándos de su par y chutó abajo para que atrapase Sergio Álvarez.
El conjunto granota, siempre incómodo para sus rivales, aguardando paciente para romper líneas de pase y salir con velocidad al ataque, no tardaría mucho más en clavar su aguijón. En el 12', Pedro López la condujo hasta tres cuartos de campo, se la cedió a Morales que, en media arrancada, se la envió a Rochina para irse centelleante hacia adentro. Sin embargo, el saguntino no se la devolvió al 'Comandante': recibió de espaldas, se giró y de un zurdazo la envió a la escuadra izquierda ante la estupefacción de Sergio Álvarez.
Pintaba bien, pues, la cosa para los azulgranas, este sábado blanquinegros, y sobre todo cuando Luna se la colgó a Morales para hacer lo que más le gusta al madrileño: correr con la intención de hacerle las cosquillas a los centrales. En este caso fue Roncaglia el que terminó flaqueando pero, cuando el rápido extremo estaba listo para colocársela a Sergio Álvarez, Lobotka se la rebañó en boca de gol. Todo lo demás que se vio en Balaídos fue una exhibición de los ya nombrados Aspas, Jozabed y se unieron a la fiesta Maxi Gómez y, posteriormente, Daniel Wass. Antes de la media hora, el de Moaña recibió en posición de '7' y, en una baldosa, se marchó de Chema y le dio el pase de la muerte a Maxi Gómez. El uruguayo, de forma poco ortodoxa, aprovechó un despeje de Cabaco para marcar de rebote.
Era tan solo el aperitivo de lo que preparaba el Celta y del acoso y derribo al que iba a ser sometido el Levante. Poco después, Koke se tuvo que emplear a fondo para despejar un trallazo de Maxi Gómez, aprovechando un gran pase de Iago Aspas. Poco después, el próximo delantero mundialista le enviaría otro balón de oro a Wass para que el danés con un toque sutil la enviase al larguero. Sería la última vez en que los de Unzué perdonasen a su futura víctima. Dicho y hecho, Aspas se lo guisó y se lo comió poco antes de que el partido se marchase al descanso. La recogió en la medular, le filtró el pase en el momento justo a Wass y éste se la devolvió a su entrada al área para que el '10' subiese el 2-1 al marcador. Fue el final formal del período inicial aunque tuvo su continuidad virtual nada más regresar cuando, en el 47', Cabaco la perdió y Maxi lanzó la pelota rápida hacia la entrada de Aspas y que el 3-1 campease en Balaídos.
La empanada, en el lugar natural de la misma, para el Levante era de proporciones bíblicas y más cuando, transcurrido el cuarto de hora de la segunda mitad, Maxi Gómez remató sin ninguna oposición un saque de esquina de Wass con un cabezazo hacia la red. Falta media hora para el final y el conjunto azulgrana se estaba llevando una buena tunda, llamativa en la era Paco López aunque, evidentemente, con una lectura: los granotas llegaron a Balaídos con la mente puesta en las vacaciones, después de irse de cabeza tres días antes del duelo y, para más inri, con Iago Aspas aporreando la puerta de Lopetegi. Al menos, se pudo cubrir uno de los objetivos del partido: Morales, aprovechando un servicio de Campaña, la metió con el interior del pie derecho dentro de la portería alcanzando su décimo gol, los dobles dígitos anotadores como colofón a su temporada. Hasta el año (Liga) que viene.