El central del FC Barcelona Gerard Piqué se tuvo que marchar a la ducha antes de tiempo en el partido del equipo culé ante el Olympiacos, después de ver dos cartulinas amarillas en la primera mitad.
A los 10 minutos de partido, el internacional español vio la amarilla después de agarrar a Odjidja para cortar una contra del equipo griego. La tarjeta parecía clara, pero Piqué protestó que el colegiado había perdonado una tarjeta al belga por un pisotón sobre Busquets.
La segunda llegó a pocos minutos para el final del primer tiempo. En una incorporación de Piqué al ataque, le cayó rebotado a pocos metros de la línea de gol un rechace de Proto a tiro de Deulofeu, y el defensor consiguió marcar. Cuando todo el Camp Nou celebraba el tanto, el juez de área señaló la mano del central en el remate. Una mano clara, aunque la polémica llega porque el jugador la tenía pegada al cuerpo.
A pesar de las protestas, Piqué tuvo que dejar a su equipo con un futbolista menos toda la segunda parte. Esta expulsión provocará que el jugador tampoco pueda estar en el siguiente compromiso de Liga de Campeones, en terreno del Olympiacos el próximo martes 31.