Nadie puede con estos colores: un regreso cargado de emociones

Era Segunda B pero no importaba. Lo importante era volver a la grada. Los corazones blanquiazules que siempre latían en el estadio de Riazor tuvieron que sufrir en sus casas durante casi siete meses. Y menudos siete meses. Con manifestación incluída no lograron justicia para su Dépor. El Dépor descendió pero nada ni nadie pudo apagar su sentimiento.

Un sentimiento que se volvió a notar a través de los ánimos de las gargantas de los 3.000 que pudieron entrar ante el Salamanca en Riazor. Cumpliendo a rajatabla el protoloco de seguridad, la afición del Deportivo volvió a ser un ejemplo a seguir para toda España.

Muchos medios nacionales se hicieron eco del regreso del público a las gradas y del amor y respeto que el deportivismo sigue por su club. La resaca de la victoria en el primer partido en el último suspiro no solo tuvo como protagonistas a los futbolistas. Fueron los aficionados los que ganaron el partido. Algo que también reconoció el propio Fernando Vázquez en sala de prensa.

Una afición orgullosa de los suyos

Las redes sociales echaron humo tras los diferentes reportajes televisivos que reflejaron la emotiva la vuelta de la afición del Dépor a Riazor. El sentimiento de pertenencia a unos colores no entiende de categorías en A Coruña y el orgullo es máximo por lucir la camiseta blanquiazul. Un orgullo que también sienten de su capitán, Álex Bergantiños, cuya expresión tras celebrar el gol de la victoria de Enevo Bóveda no ofrece dudas sobre el color de su corazón.