Tocado, Anquela y hundido

Cuando todos se relamían los labios en Riazor con la segunda victoria de la temporada, llegó el mazazo de Escassi en el último suspiro para establecer el empate y silenciar las gradas. Un tanto que huele mal, un palo en la recta final que vuelve a evidenciar las carencias defensivas de este Deportivo. Otro encuentro sin ganar que deteriora un poco más la imagen de Juan Antonio Anquela en el banquillo herculino.

El Deportivo dejó escapar otra victoria cuando más cerca lo tenía y cuando más lo necesitaba. Desaprovechó una remontada de las que hacen afición y un resultado de 3-1 a favor a falta de dos minutos para terminar el tiempo reglamentario.

Las miradas van dirigidas hacia el césped, pero también hacia el banquillo, donde Juan Antonio Anquela cada vez tiene menos crédito. Puede que no sea el principal culpable de la situación, pero sí el centro de todas las miradas cuando las cosas van mal, como suele suceder con todos los entrenadores.

Ya son cinco jornadas consecutivas sin conocer la victoria, una racha que un equipo como el Deportivo no se puede permitir y mucho menos en casa y ante equipos que no están llamados a luchar en la parte alta de la tabla. Algo debe cambiar muy pronto para que la situación no vaya a peor. Porque el principal problema de este equipo está claro que reside en la parcela defensiva.

Que los herculinos reciban tres goles no es novedad. Es más, es la tercera vez que ocurre en lo que va de temporada. Antes del Numancia ya lo hicieron el Huesca y el Rayo Vallecano. En total, el Deportivo ha encajado 13 tantos en seis partidos, lo que lo convierten en el equipo más goleado de la categoría con diferencia. Además, en ninguno de los partidos disputados hasta el momento, Dani Giménez ha logrado mantener su portería a cero, unos datos que hablan por si solos de la deficiencia defensiva de este Dépor.