La presión de Riazor se vuelve en contra

Los malos resultados del Deportivo de La Coruña en Riazor han provocado un bucle adverso que se retroalimenta. La presión de jugar frente a su afición le afecta negativamente. Los resultados son malos, y el equipo lo sabe. Por ello sale a jugar cohibido, con miedo al fallo. La afición también es consciente de la racha, y se impacienta.

Tanto es así que Dépor lleva una racha de cinco partidos sin ganar frente a su gente. El bagaje es de cuatro empates y una derrota en los últimos cinco encuentros, con apenas tres goles marcados y cuatro en contra. Llegados a este punto, la pregunta es obvia: ¿Es Riazor un factor en contra del Dépor?

Dani Giménez valoró esta circunstancia al término del encuentro: "Es una mezcla de todo. Hay cosas que estamos haciendo mal... Tenemos que ser más pacientes en los últimos metros y olvidarnos de que el partido es en casa y hay que ganar sí o sí. En cada momento el fútbol pide una cosa u otra. Nosotros no estamos acertando en el último pase". De este modo admitía la ansiedad que el equipo atraviesa en algunos tramos del partido. 

Por su parte, Natxo González se rendía a la evidencia: "No es fácil jugar con la presión añadida que tienes y los objetivos que te llegan de ti mismo, del vecino... En momentos así, todos somos humanos. Llevamos una carga encima de responsabilidad que no nos hace poner sobre el césped lo mejor de cada uno. Hay actitud, corremos, pero no disfrutamos del fútbol".

De hecho, el técico vitoriano se mostró aún más contundente, dentro de la pausa que caracteriza sus declaraciones: "¿Es un problema jugar en Riazor? Ya lo empiezo a dudar.... Sí, jugar en Riazor no nos está ayudando. Quieres contentar a tu gente y darles una alegría, pero esto puede pasar. Tenemos que acostumbrarnos a esto. Como las cosas vayan bien, los vamos a tener a nuestro lado (afición); como no vayan bien, no. Hay mucha gente que nos ayuda y otra mucha gente que no".