El rompecabezas de Lucas Pérez

Lucas Pérez no pasa por su mejor momento en A Coruña. Transcurrida casi toda la primera vuelta de la competición (16 jornadas), el delantero de Monelos no termina de encontrarse cómodo en el equipo blanquiazul. Pese a que los problemas del Dépor se concentran en la parcela defensiva, lo cierto es que los interrogantes alrededor del punta propiedad del Arsenal se incrementan con el paso de las semanas.

Cristóbal Parralo se decantó por él en detrimento de Florin Andone y el 4-3-3 o 4-2-3-1 con Lucas como referencia en punta pasó a ser innegociable. Sin embargo, la influencia en el juego del emblema del Deportivo dista mucho de ser la que tradicionalmente se le asigna a un delantero centro, pues apenas dispara a portería y concentra la mayor parte de sus esfuerzos en combinar entre líneas y caer a la banda para deshacerse de la marca de los centrales rivales, buscando asistir a sus compañeros.
La mejor versión de Lucas llegó con un equipo construido para contragolpear, bien posicionado en defensa y con metros por delante para que los delanteros aprovechasen su talento al espacio. A día de hoy, el Dépor está diseñado para tener la pelota en campo contrario, es un conjunto poco fiable en posiciones retrasadas y el hecho de querer gobernar el esférico cerca de la meta visitante reduce considerablemente las posibilidades de encontrar al delantero herculino en carrera.
Asumiendo que las principales carencias del Deportivo se concentran en otras zonas del campo, que Lucas Pérez no logre recordar al futbolista que atrajo la mirada de varios de los grandes equipos del continente es un inconveniente serio. No exprimir el fútbol del mejor jugador de cuantos dispone actualmente el club es un asunto espinoso y de difícil digestión, pues la salvación pasa tanto por reducir la sangría defensiva –imprescindible– como por aumentar la efectividad de cara a portería, un aspecto en el que Lucas debe ser decisivo