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Aquel tridente celeste que pudo ser y no fue

Rodrigo, Iago Aspas y Costa estuvieron en las filas del Celta en 2008.
Á. Ramírez

Rodrigo Moreno Machado, nacido en Río de Janeiro, nacionalidad española, 27 años. En 2008, con 17, estaba en el juvenil del Celta, donde había llegado del Ureca gracias a la amistad de Mazinho con su padre. La temporada siguiente se marchó al Real Madrid Castilla por 300.000 euros ante la imposibilidad de renovar.

Diego da Silva Costa, nacido en Lagarto, Brasil, con nacionalidad española también, de 29 años. En 2008, con 19 años, jugaba como delantero en el Celta, cedido por el Atlético de Madrid cuando aún no era prácticamente nadie en el fútbol. Disputó 29 partidos en Segunda y marcó 5 goles. La temporada siguiente regresó al Atlético para volver a salir cedido, en este caso al Albacete.
Iago Aspas Juncal, nacido en Moaña, 30 años. En 2008, con 20 años, aún estaba en el filial celeste, el Celta B. Ese mes de junio de 2008 debutó en Segunda y ese verano haría su primera pretemporada con el primer equipo. No jugó en Balaídos hasta junio de 2009 en un partido que todos recuerdan en Vigo, ante el Alavés, un partido para la historia del Celta y de Aspas.
En la actualidad, estos tres jugadores no solo forman parte del elenco y la delantera de la selección española, sino que además son tres de los delanteros más en forma de la liga española y de toda Europa. Hace 10 años vestían de celeste. 
En concreto, Aspas y Rodrigo, a día de hoy, son los máximos goleadores españoles del campeonato nacional, con 16 y 14 goles, respectivamente, 30 entre ambos. Se codean con los mejores artilleros del mundo y los miran de tú a tú. Además, son las grandes referencias de sus equipos. Aspas, por suerte, en el Celta. Diego Costa, que empezó a jugar con el Atlético de Madrid este mes de enero, ha anotado 3 goles, pero viene de varios años al máximo nivel, primero en el equipo colchonero, luego en el Chelsea y ahora de nuevo de regreso a Madrid.

Un tridente de 360 millones de euros

Ahora, curiosamente, sería prácticamente imposible reunirlos, al menos para el conjunto vigués, quizás sí fuera factible para las grandes potencias futbolísticas y económicas. Sus cláusulas van de los 40 millones de Aspas hasta los 200 de Diego Costa, pasando por los 120 de Rodrigo: en total 360 millones de euros.
Y los tres formaron parte, de una u otra forma, en uno o en otro equipo, de un mismo Celta, que, sin saberlo, a tenor de las gestiones que siguieron a ese año, tenía en sus filas a tres de los grandes delanteros del futuro.
Este curso ha dado la casualidad de que además han coincidido en competición, en rendimiento y capacidad anotadora. ¿Se imaginan a un Celta con un tridente de esta magnitud? Pudo ser una realidad, y ahora es una quimera.
Entonces, hace 10 años, no tenían nombre, ni rendimiento, ni millones en sus cláusulas de rescisión. El Celta los tuvo en sus filas, Rodrigo optó por no renovar y el Celta tuvo que aceptar su venta. Aspas sí funcionó, escaló, evolucionó y dio el salto, algo tardío para un talento tan descomunal. Diego Costa tuvo un paso efímero, el Atlético confiaba ciegamente en el de Lagarto y no quiso desprenderse de un atacante que en Balaídos hizo gala de su poderosa zancada desde la banda izquierda. Diez años después, son estrellas.

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