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Ipurúa no es una enmienda a la totalidad del estilo celeste

Pione Sisto ante varios rivales (Foto: LFP.).
ElDesmarque Vigo

El Celta de Vigo goleó, venció 0-4 al Éibar en un buen ejercicio a balón parado, tanto en ataque como en defensa. Los de Unzué mostraron unas fortalezas que la historia reciente viguesa señalaba como una de las principales debilidades del equipo. Si el balón parado no es una faceta en la que los celestes eran proclives a dominar, la posesión sí era su punto fuerte. Pero ante el Éibar, tras nueve partidos, se perdió. Es el Celta al revés.

 
Fue una derrota mínima, pírrica, un 51,1% de la pelota para el Éibar y un 49,9% para los de Unzué. Los pupilos de Mendilibar disfrutaron del balón en la primera parte, en la que superaron el 60%, justo cuando el Celta, en tres acciones a balón parado, anotó tres goles. Un partido similar, al menos en su comienzo, al que disputó el Celta de Berizzo ante Las Palmas, cuando en tres contras se adelantó también por tres goles sin gozar de la pelota.
Un dato que no resulta menor, ya que a este Celta de Unzué se le ha achacado sus largas posesiones estériles, donde la defensa abusaba de los pases. En los anteriores encuentros la pareja de centrales se acercaba a los 100 pases por partido cada uno, ante el Éibar Cabral repartió 28, tres en largo, y Sergi Gómez 37, con 13 en largo, un dato revelador también.
Con los datos de Afouteza e Corazón, el Celta había ganado la batalla por la posesión ante el Málaga (57,3%), Alavés (61,5%), Real Madrid (52,4%), Real Sociedad (55,9%) en los últimos choques de Berizzo al frente del equipo. Con Unzué prosiguió, hasta Ipurúa, con esta dinámica: Real Sociedad (52,7%), Real Betis (54,3%), Alavés (66,7%), Espanyol (64,4) y Getafe (66,1%), unos datos acentuados desde la llegada del navarro.
El Celta no necesitó la pelota para ganar, tampoco las largas combinaciones desde su zaga, le bastó con ser efectivo en las dos áreas. Supo defenderse bien de los balones parados del Éibar y solo le concedió dos o tres ocasiones en jugada durante la primera mitad. Los de Unzué con menos del 40% de posesión sentenciaron el choque con un 0-3. 
Esto no tiene que significar un cambio de tendencia, ni siquiera un cambio de estilo, no es una enmienda a la totalidad del juego que plantea Unzué, pero es un paso más en la variación de registros que comentó, más de una vez, en sala de prensa. Con Berizzo el rival no importaba, el Celta siempre iba a jugar de la misma manera, Unzué se fija más en las virtudes y defectos del equipo contrario, el resultado de este análisis está por ver. En otros partidos falló, en Ipurúa acertó.

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