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Y los guerreros se rindieron a su ejército

Alberto Bravo

El 24 de mayo el Celta no estará en Solna, pero un partido como el de este jueves en Old Trafford merecía una vuelta al campo. Los jugadores estallaron en lágrimas cuando el turco pitó el final del encuentro. El sueño se rompió en ese último segundo, el fútbol había vuelto a ser injusto con el Celta, pero la afición, triste por la eliminación quería ver de nuevo en pie a los suyos. Los jugadores volvieron de los vestuarios y recibieron el cariño más sincero de su hinchada.

Y los jugadores regresaron al campo, rotos por el dolor, pero felices porque la afición estaba orgullosa de ellos, de ver lo que fueron capaces de hacer en Old Trafford. Y la respuesta fue recíproca, la plantilla se acercó a la grada donde 2.500 almas celestes seguían animando. Gritos de 'Real Club Celta de Vigo o 'Que bote Balaídos' desde esa esquina a la que se acercaban los jugadores.
Unos con las manos juntas pedían hasta casi perdón por no estar en la final, otros rompían a aplaudir a sus aficionados, los que llegaron a silenciar Old Trafford, caras de tristeza y de agradecimiento, dos sensaciones difíciles de casar en el mismo gesto. La afición estaba orgullosa de sus jugadores, los jugadores orgullosos de su afición. Un partido como el de este jueves merece el aplauso de todo el celtismo.
 

11 de mayo de 2017

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