La Rosaleda, un campo de récord en la historia del Celta

La Rosaleda es un campo amable para el Celta, se trata de uno de los desplazamientos en los que los vigueses suelen sumar puntos con asiduidad. De hecho hace dos temporadas, el choque pasó a los anales de la historia del conjunto vigués al ser el encuentro donde el Celta venció por mayor diferencia de goles en toda su historia en Primera División fuera de casa. Un 0-5 que quedará para la historia.

 
El Celta ha visitado La Rosaleda en 22 ocasiones, los olívicos han vendido en cinco ocasiones, también ha sumado nueve empates y han sufrido ocho derrotas, la última el pasado curso cuando Albentosa y Charles lograban sendos tantos para vencer a los celestes por 2-0. En ese choque Rubén Blanco acabó expulsado en el minuto 63, por lo que en caso de volver al once titular tendrá la oportunidad de resarcirse de su mala actuación.
El campo del Málaga es de los más asequibles para el Celta, solo los del Almería y Levante ofrecen mejores números en la historia. Los números mejoran mucho si solo hablamos del Málaga Club de Fútbol, ya que con su nueva denominación el Celta ha logrado 4 victorias, 3 empates y 2 derrotas. 

Del Cerro Grande

El colegiado madrileño Del Cerro Grande ha pitado al Celta en 19 ocasiones, 11 de ellas en Primera División, incluyendo partidos emblemáticos como el del regreso del equipo a Primera División, en la primera jornada de Liga de la temporada 2012-2013 (Celta 0 - Málaga 1). El balance con este colegiado está muy igualado: 7 victorias, 5 empates y 7 derrotas.
La última vez que arbitró al Celta fue ante la Real Sociedad este curso, Berizzo, al igual que sucederá este domingo en la Rosaleda, alineó a la segunda unidad. Los vigueses acabaron cayendo por la mínima. Un tanto de Juanmi en el minuto 71 desbarató el plan del técnico argentino. Como curiosidad, Del Cerro Grande fue el colegiado que dirigió el Celta-Málaga, el último partido disputado en Balaídos el pasado curso.
En ese partido los celestes vencieron con un solitario gol de Nolito para acabar celebrando la clasificación para la Europa League. Un partido recordado por la gran fiesta que hubo en Balaídos y posteriormente en Plaza América.