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Guerra fría en el palco de Balaídos

ElDesmarque Vigo

Más allá de la importancia del partido en su faceta deportiva, muchas miradas en Balaídos iban dirigidas al palco de autoridades. Después del ataque frontal de Carlos Mouriño de este pasado viernes y de la 'no' respuesta de Abel Caballero a las acusaciones vertidas por el presidente del Celta se esperaba con expectación lo que iba a suceder en el palco. Los dos se saludaron de forma cortés en lo que ya se puede calificar como una Guerra Fría entre Celta y Concello de Vigo.

Un apretón de manos, es lo único que se pudo ver entre Carlos Mouriño y Abel Caballero, porque no hubo nada más, ni una palabra, tensa calma entre las dos personas que han escenificado la ruptura de relaciones entre el Celta y el Concello. Un Domingo de Ramos donde el regidor vigués decidió ir acompañado de todos sus concejales, como si de una demostración de fuerza se tratase.
Lo cierto es que el palco había más políticos socialistas que consejeros del Celta, los dos protagonistas vieron el partido sin mediar palabra, sentados a escasos centímetros uno del otro. El anuncio de que el Celta abandonará Vigo de manera irreversible, siendo Mos la ubicación preferida para construir un nuevo estadio y una ciudad deportiva, no ha encontrado respuesta oficial por parte del consistorio vigués ni de su máximo responsable.
Hubo gritos en contra de Carlos Mouriño, recordando el "Mouriño atende, o Celta non se vende" de hace unos meses, cuando la oferta llegada de China había intoxicado todo lo que rodeaba al Celta. Fueron pocos, la mayoría de la afición respondió con silbidos, pero si en el palco hay una Guerra Fría, en las gradas hay conatos de una guerra civil. Será fundamental que el equipo siga vivo en la Europa League, con la liga casi finiquitada podrían ser meses muy largos en el celtismo.

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