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Aspas estalla ante las injusticias arbitrales

Alberto Bravo

El jueves 4 de febrero quedará marcado en el Celta para siempre,  no por el partido ante el Sevilla, los jugadores del Celta no son tontos, saben que fueron inferiores a su rival, que el romanticismo con el que van a cada batalla a veces les castiga más que el beneficio que consiguen, que otro equipo con un 1-0 en contra se hubiese dedicado a conservar el marcador en lugar de buscar el empate, pero no por eso el Celta se no se olvidará de esta noche.

El Celtismo no se olvidará porque con ese 1-0 el 'Tucu' es arrasado en el área rival, el liviano agarrón de Sergi Gómez, puede o no ser penalti pensaba el celtismo, pero lo de Kolo es penalti seguro. Iago Aspas lo describió así, "el penalti a Tucu es como una catedral" pero hasta de esta jugada se podría olvidar el celtismo, lo que está claro es que nunca se olvidará del atropello que el Celta ha vivido este jueves 4 de febrero en sus carnes. La indignación nacía cuando saltaba la noticia de que el Comité de Árbitros iba a denunciar a Eduardo Berizzo por sus palabras sobre Sánchez Martínez. Lo cierto es que si el entrenador del Celta se refiere a un colegiado es que tuvo que pasar algo extraño. El Celta se ha caracterizado, para disgusto de su afición, en un equipo servil y sumiso con los estamentos arbitrales y federativos.
Pero la indignación más absoluta, la sensación de desamparo, la confirmación de que en el mundo del fútbol español hay un tipo de escudos y otro tipo de escudos estalló cuando el Comité de Apelación ratificaba los tres partidos de sanción a Orellana mientras que dejaba en sólo uno la salvaje entrada de Filipe Luis. El Celta ya había sufrido en sus carnes la mala llamada intensidad del Atlético en la vuelta de los cuartos de final, en ese partido parece imposible que el equipo colchonero pudiese acabar con once hombres sobre el campo, y más que Mateu Lahoz y su perversión arbitral señalase sólo 8 faltas en todo el partido a los de Simeone, con esa misma 'intensidad' se aplicó el Atlético ante el Barça esa misma semana, pero claro, da la sensación de que hay jerarquías en nuestro fútbol patrio y la patada que contra el Celta no es ni falta contra el Barcelona es tarjeta, jugando de igual manera, el Atlético acabó el partido con 9, casualidades del fútbol.
Esa misma jornada, el Celta se sentía vacilado, palabras textuales de Hugo Mallo, por Sánchez Martínez, los jugadores y el entrenador del Celta hablaron, por primera vez en meses, o incluso en años, de un árbitro al que señalaron no por su acierto o error en un penalti, lo señalaron porque tenían la seguridad de que fue a cazar a Orellana, la acusación del Celta es muy grave, hablar de premeditación de un colegiado para castigar a un jugador en concreto es algo que tienen que tener muy seguro cuando deciden denunciarlo publicamente. El resultado ya es conocido, Berizzo denunciado, Orellana sigue con tres partidos, pero algo ha cambiado, del servilismo anterior ha prendido una mecha, y hoy Iago Aspas la ha avivado aún más, "el comité a quien castiga es a nosotros" dijo, manifestando la total indefensión en la que se encuentran ahora mismo, "es de risa, pero los jugadores no podemos hacer nada", parece que por fin el Celta, aunque sea en boca de su plantilla y entrenador alza su voz, sutituyendo a una directiva que sigue escondida.
 

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