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Es Noticia

Lo que mueve al Celta

Alberto Bravo

El Celta se enfrentará esta noche a un super equipo, a una plantilla de campanillas, a un club que en los últimos diez años ha levantado 8 títulos, un Sevilla que se ha ganado con todo el derecho del mundo a considerarse una de las grandes escuadras no sólo de España si no de todo el continente.

Frente a esto el Celta tiene en su arsenal la mejor de las armas, la ilusión, la ilusión por hacer algo grande, por demostrarle al planeta fútbol que los humildes también existen, que con poco dinero se puede jugar bonito al fútbol, que en el campo el dicho de que es un juego de once contra once sí es verdad, que da lo mismo que enfrente esté el todopoderoso Barcelona, el rocoso Atlético de Madrid, el versátil Sevilla o el rácano Levante, el Celta de Berizzo vende un sueño, y lo vende de la mejor manera posible, con fútbol.
Y es que esa ilusión no viene de la nada, la afición cree porque hay motivos, porque cada semana ven a sus jugadores sudar la celeste, hacer magia con la pelota desde la humildad y el trabajo, este equipo invita a soñar, a creer en lo imposible, a saber que aunque el club no tiene títulos tiene una historia detrás, llena de momentos épicos, de grandes tardes, de gestas que su afición recuerda con cariño y orgullo. Unas gestas que esta plantilla puede reverdecer, al amparo de una nueva generación de celtistas que han nacido en los peores años de la historia del club, cuando no había dinero para absolutamente nada, cuando el equipo coqueteaba año si y año también con la Segunda División B, esa nueva generación contagió al resto su ilusión, su renovado celtismo, esa generación hizo creer al resto que el milagro del 4% era posible, que el Celta había vuelto a primera para quedarse, para hacer algo grande.
La ilusión por hacer algo grande, eso es lo que mueve al celtismo, da igual que enfrente haya un club que se pueda gastar 100 millones en fichas, frente a los 22 que dispone el Celtiña, si la gente creyó en las semifinales, porque no iba a creer en la final, el Celta quiere dejar de ser un comparsa, quiere ser el protagonista, quiere llenar portadas, quiere ser objeto de admiración por su fútbol, por su apuesta, por su juego, porque no se amilana ante nada y ante nadie, porque la ilusión que alimenta a la afición y al equipo tiene un porqué, tiene una base y sobre eso se construyen los grandes sueños. Esta noche, cuando las luces del Sánchez Pizjuán se apaguen, el celtismo se ira a dormir, porque esta noche es el principio de un sueño del que nadie se quiere despertar antes del 21 de mayo.
 

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