Errores propios arruinan un buen trabajo

El Cádiz se viene de vacío de Villarreal después de plantarle cara a un gran equipo. Los errores defensivos del primer tiempo y la poca puntería en ataque dejaron en nada su buen trabajo en un campo complicado. Un año más, abocado a jugárselo todo en las dos últimas jornadas.

No habían transcurrido ni 20 segundos cuando Bongonda tuvo la primera ocasión tras un buen robo de Sobrino. La alineación del Villarreal daba miedo, pero era el Cádiz el que pisaba el área con mucho peligro. Los gaditanos estaban muy concentrados en defensa, pero un despiste del Pacha casi cuesta un gol en el minuto 13. Por suerte, el remate de Gerard Moreno se marchó fuera.

La ambición del Cádiz estaba muy clara y, a pesar de las bajas, firmaba un principio de partido muy ilusionante. La cosa se complicó en el minuto 21, cuando Jackson marcó después de una posible falta sobre Espino, que en cualquier caso fue poco expeditivo.

Esto cambió el partido. Los locales pasaron a ganar mucha confianza y el Cádiz sufría con la calidad de su rival. Pero incluso así, seguía llegando a las inmediaciones de Reina, que evitó el gol de Alejo, que había hecho una gran jugada. Y del 1-1, casi llega el segundo al contragolpe. Trigueros marcó, pero el tanto fue anulado por una falta discutible. Pero el Cádiz estaba en modo autodestructivo y otro fallo del Pacha propició el 2-0 de Jackson.

Había que demostrar vergüenza torera en la segunda mitad para remediar la pésima sensación. Guardiola tuvo una buena ocasión en el arranque, pero era un ida y vuelta que estaba matando físicamente al equipo, que ya llegaba muy tocado.

Sergio González tardó mucho en hacer cambios en un Cádiz que estaba sufriendo. Estaba más cerca el tercero que el primero de los gaditanos, a los que ya no les respondían las piernas. Incluso así, sacó fuerzas de flaqueza y estuvo a punto de recortar distancias con una ocasión muy clara de Escalante tras una asistencia genial de Negredo.

Sobrino tuvo el 2-1 tras un rechace de Reina ante un disparo de José Mari, pero falló a puerta vacía. El equipo había hecho méritos para más con su buena segunda parte, pero una vez más la falta de pegada le hizo mucho daño.