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Bryan Gil, el niño prodigio de Barbate que nunca estuvo cerca del Cádiz

Periodista especializado en fútbol y en fichajes

Bryan Gil es uno de los jugadores de moda en el fútbol español. Su gran temporada se ha visto refrendada con la llamada de la selección española y Barbate es una fiesta. La localidad gaditana está vibrando con su paisano, que nunca llegó a estar a tiro del Cádiz porque el Sevilla se cruzó en su camino desde muy pequeño.

Así lo explica a los compañeros de Mediaset Manuel Quintero, coordinador de la escuela de fútbol de Barbate, que desde los inicios del futbolista sabía que tenía madera para llegar: "Llegó con cuatro años y ya se manejaba muy bien con el balón, se veía que tenía cualidades. Lo recuerdo corriendo con su melena, igual que ahora. Muy menudito, pero con unas cualidades increíbles, sobre todo en la banda".

"Cuando era benjamín siempre lo metíamos con los niños de segundo año y después con los alevines. Siendo el más pequeñito ya se echaba el equipo a la espalda y se veía que en un equipo como el Sevilla y preparándolo bien podría ser un buen futbolista", relata.

"Se puede decir que es un jugador de la calle. Me acuerdo cuando sus padres, Alfonso y Raquel, tenían la cantina y él se llevaba en el campo las horas muertas, seis o siete horas entrenando", recuerda.

Quintero desvela que el Betis pudo terminar siendo su casa, pero al final acabó siendo sevillista: "Un entrenador de la casa lo llevó al Betis porque estaban interesados, pero al final no se llegó a un acuerdo. Se marchó al Sevilla y ya de allí no se movió".

Conoce al futbolista desde pequeño y se siente orgulloso de su progresión, al igual que los barbateño: "Barbate es un pueblo muy futbolero y con él la gente está volcada. Con la bomba de la selección el pueblo está muy contento. No es fácil llegar a la élite y disfrutar de la selección española. El techo se lo marca él. Le deseo que cuando se vaya a retirar que haya cumplido todos sus sueños".

Óscar Rubio es un camarero de Barbate que conoce a Bryan desde pequeño y no le sorprende su irrupción: "Lo recuerdo por aquí, asomando la cabecita por el mostrador y pidiendo sus chuches. Siempre me decía que después lo pagaba su madre. Lo que hace ahora lo lleva haciendo toda la vida. Cogía la pelota y no había quien se la quitara. Antes era con niños mayores con él y ahora en la élite. Me alegro mucho porque se lo ha currado".

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