Fali: el futbolista atípico más auténtico

Lo de ser auténtico es algo que ya no se lleva. En la sociedad de la frivolidad, muchos intentan aparentar lo que no son para proyectar una imagen concreta. Pero no es el caso de Fali Giménez. El jugador del Cádiz CF representa todo lo contrario: la humildad, la naturalidad y una transparencia poco habitual en el deporte profesional.

A sus 26 años, este valenciano ha encontrado en el fútbol un modo de ganarse la vida y con el que se siente realizado. Se siente muy orgulloso de ser gitano y lamenta no haber estudiado. En su familia se dedicaban a chatarrear y también regentan un bar en Valencia, pero él optó por probar fortuna con el deporte y después de haber sido un ídolo en Tarragona, ahora ya se ha metido al cadismo en el bolsillo por su entrega en el campo.

Fali se casó a los 16 años y a los 17 ya fue padre. En más de una ocasión ha comentado que su intención es tener ocho hijos y se considera una persona muy familiar. Se le puede ver paseando por Cádiz con sus hijas y parándose con la mayor amabilidad por él se considera una persona muy normal y cercano a los aficionados.

Los que lo conocen bien aseguran que el futbolista es transparente, que es tal cual se ve. Mientras que otros usan las redes sociales para el autobombo, él vive de espaldas a ese mundo. No tiene móvil ni ningún perfil en Facebook, Twitter o Instagram. Usa el WhatsApp en el teléfono de su mujer y vive tan a gusto centrado en la gente que realmente le importa.

Sólo él es capaz de decir frases como "no tengo pinta de futbolista" o "con lo malo que soy". Genio y figura, un jugador que a los 10 años ya estaba en el Villarreal después de haberse curtido en la calle y que ahora disfruta viendo crecer a sus hijas mientras se dedica a lo que más le gusta.