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Es Noticia

Triunfo esencial, sufrido y agridulce

Celebración de un gol del Cádiz (Foto: Laia Solanellas).
Francisco José Jiménez

El Cádiz ha conseguido una victoria en Tarragona que le permite seguir en la pelea de la zona alta. Es un triunfo vital para recortar la distancia con los competidores de la zona alta, pero también muy sufrido por las circunstancias que se dieron. Lo peor es el mal cuerpo que deja la lesión de Machis, un jugador esencial para dar el salto que se busca.

El partido comenzó sin ninguna especulación por ninguno de los dos equipos. El Cádiz estaba con las ideas claras de buscar la portería de Bernabé y obligó a emplearse a fondo al portero local con un gran remate de cabeza de Querol en el minuto ocho. Evitó el gol y, además, también tapó el disparo de Salvi en el rechace.

El Nástic había empezado también con mucho ímpetu y Pipa rozó el gol con un disparo desde fuera del área que Cifuentes mandó a córner. Pero el Cádiz llegó lanzado por los tres puntos y antes del primer cuarto de hora ya lo había demostrado. José Mari montó una contra con un gran pase en largo a Querol y la dejada de éste de tacón a Machis acabó en gol con un remate espectacular del venezolano.

La cosa se ponía de cara, pero como pasó en partidos anteriores la alegría duró poco. Sergio Sánchez cometió un error impropio de su nivel y dio la opción a Luis Suárez, que superó a Cifuentes en su salida ante la pasividad de Kecojevic. El tanto afectó al equipo amarillo porque no es propio de un equipo entrenado por Cervera regalar opciones a sus rivales y ya pasó en Oviedo, sin ir más lejos.

La suerte le ofreció sus dos caras en un momento para el conjunto amarillo. Primero vio cómo Machis tenía que pedir el cambio por un pinchazo a la media hora y, acto seguido, todavía con 10 hombres sobre el campo, marcó el Nástic en su propia portería y los gaditanos volvían a ponerse por delante. Kanté metió en su portería un córner lanzado por Álex Fernández.

Fue otro golpe duro, en este caso para el rival, en una primera parte que fue una montaña rusa de sensaciones y con el sabor muy amargo por la lesión de Machis, el jugador que marca diferencias en el Cádiz.

El Nástic había salido en la segunda parte con la intención de reponerse del mazazo del segundo gol, pero el Cádiz volvió a salir bien plantado y con clara vocación ofensiva. Y eso tuvo premio en el minuto 51 en una gran jugada de Vallejo, que marcó por bajo en una acción que habrá encantado a los técnicos del Valencia. Ya estuvo a punto de marcar en otra acción individual antes del gol y demostró que ya está recuperado tras dos semanas parado por una lesión.

Esos dos goles debían dar mucha tranquilidad, pero era una tarde de emociones fuertes porque el Nástic volvía a marcar en el minuto 56 con un tanto de penalti. Un penalti que sólo vio el árbitro porque fue falta fuera del área. Con media hora por delante había que seguir sufriendo.

El partido se había vuelto bronco y demasiado abierto para lo que necesitaba el conjunto cadista. No había control del juego, aunque sí opciones para hacer el cuarto a la contra porque el Nástic subía con mucha gente y dejaba huecos atrás. Jairo desperdició una buena ocasión en el minuto 63 y Kanté tuvo el empate a continuación, pero el balón se le marchó alto. A renglón seguido, Querol falló otra ocasión muy clara delante de Bernabé.

El conjunto amarillo había logrado que los locales no le llegaran mucho y movía el banquillo dando entrada a Rennella por un cansado Querol. Cada balón al área de Cifuentes creaba inquietud, pero estaba en la mano de los cadistas matar las ilusiones de los catalanes con un cuarto gol, pero en el último cuarto de hora ya no estaba tan fino en los pases en profundidad y eso le daba vida al Nástic.

Pasaban los minutos y Cervera buscaba tener más fuerza en el centro del campo, por lo que metió al canterano Sergio por Álex Fernández. Los intentos del equipo tarraconense se centraban en balones al área desde cualquier posición. El Cádiz cometía el error de tener demasiadas pérdidas en la medular, algo que posibilitaba el acoso del Nástic.

Suárez era una pesadilla para la zaga cadista, que en el tramo final estaba sufriendo más de lo que merecía el conjunto catalán por su juego. Todos los rechaces eran para los locales y eso metía al Cádiz en su área. Los amarillos, para colmo, acababan el partido con un jugador menos por otra lesión, en este caso de Jairo.

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