Trujillo Suárez se comió un penalti y dos expulsiones
El Cádiz CF se vio gravemente perjudicado por el árbitro en La Rosaleda. Su partido ante el Málaga estuvo condicionado por las decisiones de Daniel Jesús Trujillo Suárez y sus asistentes. En más de una ocasión, los designios del colegiado tinerfeño fueron en contra de los intereses del conjunto de Álvaro Cervera, así como en contra de la decisión más justa.
En primer lugar es necesario detenerse en la jugada del penalti. Porque el Cádiz salió perjudicado más allá de que el defensa malaguista blocara el disparo de Álex Fernández. Pau Torres, el defensa blanquiazul, detuvo el balón con el brazo. Este se encontraba en una posición antinatural, muy despegado del torso y ocupando un espacio extra que interrumpió la trayectoria de un envío que iba directo a gol.
No obstante, la jugada no se queda ahí. Pau Torres acudió al corte de esa jugada con una tarjeta amarilla a sus espaldas. De haber señalado el clamoroso penalti, el central cedido por el Villarreal habría visto, presumiblemente, la segunda amonestación y habría sido expulsado. Con un penalti a favor del Cádiz y un jugador más sobre el césped, el sino del partido habría sudo diametralmente opuesto a lo que finalmente acabó siendo.
La de Pau Torres no fue la única
Sin embargo, la permisividad del árbitro no se quedó ahí. En una jugada con el resultado a favor para el Málaga, Alfred N'Diaye se interpuso en el saque rápido de una falta. La jugada se resolvió de manera torticera: Trujillo Suárez decretó que el saque no se produjo desde el punto en el que se había cometido la infracción. Por tanto, decidió retrasar el punto apenas un metro más atrás de donde sacó el Cádiz en primera instancia. N'Diaye también estaba amonestado, por lo que, de este modo, fue la segunda expulsión perdonada al Málaga por el árbitro del encuentro.
El Málaga es justo líder de LaLiga 1|2|3. Su trayectoria a lo largo de la temporada así lo avala. Pero no es menos cierto que estas jugadas puntuales, arbitradas de forma casera, favorecieron sus intereses. Para el Cádiz supone el frenazo a una racha espectacular de siete partidos consecutivos venciendo. Una racha que, de todos modos, podría haberse visto interrumpida frente al propio Málaga. Pero las formas en las que se ha producido, desde luego, invitan a la queja y al reclamo.