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Dos cañones en las bandas y una nube en el área

Licenciado en CAV. En ElDesmarque desde 2016.

El Atlético de Madrid se mantiene con paso firme, que no solvente. En un partido de otros años, quizás con otros delanteros, podría haber endosado una goleada importante al RCD Mallorca, que salió bien al partido pero se fue diluyendo con el paso de los goles y los minutos. Koke maneja el centro de operaciones, Giménez vuelve a ser gigante en la zaga y Simeone ha encontrado dos cañones para las bandas. Ahora sólo le falta que a los jugadores no se les nuble la mirada al llegar al área.

Los dos cañones, en este caso, son dos jugadores con los que pocos podrían haber contado a principios de año. Yannick Carrasco sigue en un estado de forma espléndido, primando lo colectivo a lo individual, desbordando y siendo un peligro constante para la zaga rival. Se exhibió en el Camp Nou y volvió a ser de los mejores del Atlético de Madrid ante el Mallorca, aunque una vez más le faltó el premio del gol o, al menos, de la asistencia.

Un premio que sí encontró por el otro lado Marcos Llorente. Reconvertido ahora a interior diestro, el madrileño es una bala cada vez que coge la pelota junto a la línea de cal. Corre y nadie le pilla, desborda, pausa el juego, levanta la mirada y busca al compañero definitivo. Asistió a Álvaro Morata en el 2-0 y acabó jugando la última media hora en el doble pivote. Fue colocarle ahí Simeone y apenas se le volvió a mencionar.

Diego Costa se lamenta de una ocasión del Atlético de Madrid (Foto: EFE).

El Atlético de Madrid, con balas de fogueo arriba

Generó con Koke, generó con Carrasco y generó con Marcos Llorente, pero la sensación sigue siendo que las persianas se bajan al entrar al área. Morata marcó dos goles, uno de ellos de penalti tras previo fallo, pero sigue sin estar contento consigo mismo. Peor fue lo de Joao Félix, que mandó tres ocasiones claras a la grada media y acabó enfadado cuando le sustituyeron. Diego Costa está mejor físicamente, sí, pero se equivocó en las tres o cuatro acciones de peligro que tuvo, mientras que Correa aún no ha encontrado su 'Ángel'.

Ya no es cuestión de nombres propios, sino de sensaciones. Al final, el Atlético de Madrid tiró tres veces a puerta y marcó tres goles, pero llegó como mínimo en diez ocasiones de manera muy evidente a la portería contraria. Le falta un depredador, maldad arriba. Y aún así, marcó tres goles al Mallorca, dos al Barcelona, cinco antes a Osasuna y lleva 17 puntos de 21 posibles tras el parón. Imaginen si consiguen despejar la neblina.

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