El alumno, el maestro y la lección

La diferencia entre ser y estar. La diferencia entre querer y poder. La diferencia, básicamente, de nivel, sistema o idea sobre el verde. Todo ello lo está sufriendo Joao Felix en sus primeros meses en el Atlético de Madrid. Todo le está pesando, todo lo está aprendiendo. El éxito no es precisamente barato. Y el 'colegio' de Simeone tampoco.

El delantero portugués llegó a LaLiga Santander como el necesitado sustituto de Antoine Griezmann pero, tal y como advertía Simeone (y todos sus compañeros), el ex del Benfica no es francés, ni se llama Antoine. Joao es Joao, Antoine es Antoine. Y el éxito no llega tan rápido.

Joao Felix, tras su excelente actuación ante el Lokomotiv, se marchó de Pucela sin brillo: un caño en el área al inicio del encuentro y una discusión con el colegiado que le costó la amarilla. Se acabó.

Simeone, que no es precisamente un entrenador que le tiemble el pulso, no dudó en mandarlo al banco en el 65' y explicarle -los gestos también hablan- que el éxito, el brillo, las portadas en el fútbol son efímeras. Hoy estás arriba, mañana tienes las críticas agolpadas en tu puerta.

Si Griezmann llegó siendo un buen futbolista al Calderón y acabó siendo una estrella en el Metropolitano gracias a la mano del 'Cholo', se dice. Y si toca decir que Joao Felix ha llegado siendo un buen futbolista y aún le queda mucho camino para ser una estrella, también debemos hacerlo.

El mejor maestro está en el banco rojiblanco. Será cuestión de tiempo, paciencia, noches de brillo -como la de Rusia-, tardes negras -como la de Pucela-, expulsiones, broncas, enfados y molestias. El portugués tendrá que pasar por todas las fases del fútbol y Simeone parece dispuesto a enseñárselas una a una.

Será cuestión de pagar el alto precio del éxito. Que no es, y en el Atleti lo saben mejor que nadie, nada barata. La semana que viene, una nueva lección.