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Es Noticia

Maldito Villarreal, bendito Oblak

Licenciado en CAV. En ElDesmarque desde 2016.

Padece el Atlético de Madrid uno de esos males que se encuentran de vez en cuando en LaLiga Santander. Equipos que se atragantan, que parecen malditos por más que juegues en casa, de visitante o en terreno neutral. Da igual que el Villarreal, en este casa, no haya ganado ningún partido en casa. Da iugal que Filipe Luis adelante de cabeza (¡de cabeza!) al Atlético. El caso es que todo se vuelve de color oscuro conforme se acerca el final del partido.

El curso pasado, el equipo de Simeone ganaba 0-1 en El Madrigal hasta que Enes Ünal marcó un doblete casi sobre la bocina. Un doblete de Ünal es otra de esas cosas que no se ven a menudo, como que un partido acabe 1-1 con goles de dos laterales. El primero fue de Filipe Luis, que marcó el primer gol de cabeza de su historia. El segundo, de Mario Gaspar, tras una serie de rechaces dentro del área y en un momento del partido en el que el Atlético parecía tenerlo todo bajo control.

A partir de ahí se desmoronó el Atlético, que no volvió a presentarse en el partido hasta el 90', cuando Lemar falló un cabezazo claro casi sobre la línea de gol. Había salido junto a Correa tras el descanso, pero ni el francés ni el argentino aportaron prácticamente nada sobre el campo. Griezmann se quedó demasiado solo en ataque, así que la figura había que buscarla en otro sitio. En los de amarillo se postulaba Bacca, que salió con ganas desde el banquillo, pero el colombiano se encontró con Oblak y con una inoportuna lesión.

Con Oblak, insistimos. Un mano a mano de Bacca con el esloveno en el que el meta metió la manopla a ras de suelo. Pero es que antes, Jan había evitado un gol de Gerard Moreno desde la derecha, había atrapado casi con la entrepierna un disparo del propio Gerard dentro del área y en el primer tiempo, metió in extremis una mano tras un rebote que se colaba cerca del larguero. Oblak, una y otra vez.

Las conclusiones, en estos casos, están claras: el Atlético sigue maldito y suma siete partidos consecutivos sin ganarle al Villarreal, desde que Torres decidiera con un gol en 2015. Quien sigue bendito es Oblak, que evita todo lo que puede, y más. Que saca manos de la nada para dar uno y otro punto a su equipo, más que cualquier otro jugador. Y eso no tiene precio.

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