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¿Simeone también tiene culpa de que Dmitrovic evite ocho goles?

Expandir v
Licenciado en CAV. En ElDesmarque desde 2016.

Vaya por delante que el partido del Atlético de Madrid no fue el mejor de la historia. Se le vio atascado en la primera mitad, aunque gozó de ocasiones de sobra para irse por delante en el marcador. Se rompió en el tramo final, con el equivocado cambio de Rodrigo para dar entrada a Borja Garcés. La sustitución dinamitó el partido y dejó al Atlético sin centro del campo, dejando la victoria en una moneda al aire. Una moneda que por momentos fue cruz para los de Simeone, pero que finalmente cayó de canto con el gol del canterano en la última jugada.

Sea como fuere, lo cierto es que el Atlético suma 5 puntos de 12 posibles en este inicio de temporada. El inicio es malo, nadie lo niega. El Balaídos se dio una imagen muy mala, ante el Rayo se logró una victoria muy justa y frente al Eibar ni siquiera se logró el triunfo. Las opciones de pelear por el título de Liga, a día de hoy, parecen muy lejanas. Y como suele ser habitual en estos casos, los primeros críticos empieza a mirar al banquillo, con Diego Pablo Simeone como principal culpable.

El Cholo se equivocó quitando a Rodrigo, insistimos. Pero poco más se le puede achacar en el duelo ante el Eibar. Puso a un once que bien podría ser el de gala, y todo ello a pesar de que tenía hasta cinco bajas y se había visto obligado a completar la convocatoria con tres canteranos. Sacó a Rodrigo de inicio, a Lemar, a un Giménez siempre reclamado por la grada. Quizás el único pero fue no gastar el último cambio, con Gelson Martins como figura señalada para aportar verticalidad. La duda, entonces, habría sido a quien quitar. El cuerpo, aún así, pedía a Simeone dar entrada a Thomas, aunque se arrepintió a última hora.

La figura fue Dmitrovic

Simeone puede tener culpa de muchas cosas. Entre otras, de todo lo bueno que le ha pasado al Atlético de Madrid en los ocho últimos años. También de todo lo malo, aunque han sido pocas cosas. Frente al Eibar, la figura positiva de Dmitrovic, tapando cualquier decisión negativa de Simeone. "Hemos hecho 18 ocasiones", dijo el propio técnico en sala de prensa.

El Atlético acumuló más de una decena de ocasiones de gol y se estrelló una y otra vez en Dmitrovic. Una mano inesperada a Saúl, un disparo tapado a Griezmann, otra parada a Diego Costa. Una detrás de otra, una y otra vez. El serbio se hizo gigante en el Metropolitano y frenó a un Atlético. El Eibar también tuvo ocasiones, aunque aisladas, con dos zarpazos al larguero. En condiciones normales, el Atlético habría ganado este partido en nueve de cada diez veces que lo jugase. En condiciones normales, el resultado final, a tenor de los resultados, habría sido 4-1. Pero Dmitrovic se convirtió en un muro en el Metropolitano y frenó a un Atlético que debe tener clara una teoría: sin puntería, no hay Liga.

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