El día de la bestia

Corría el primer minuto de partido cuando Diego Costa controlaba un balón de espaldas en el borde del área. Segundos después se marchaba a la zona de aficionados del Atlético de Madrid para celebrar su primer gol de la noche. Una noche perfecta para el de Lagarto, que volvió para días así. Con jerarquía, con potencia, con gol, con lucha. Con protestas, claro. Era una Supercopa de Europa y Diego Costa mostró su mejor versión.

Probablemente esa primera jugada define el partido. Con un toque de cabeza se marcha de Ramos, con otro toque prolonga la pelota para dejar atrás a Varane y se queda en una posición escorada. ¿Qué hace? Sacar un misil con la derecha que Keylor Navas no tiene muy claro por dónde pasa. 50 segundos de partido y 0-1 en el marcador.

Costa demostró estar a mejor nivel físico que Griezmann y fue, de lejos, el mejor jugador del partido. Porque luego solucionó el problema que se encontró el Atlético, por debajo en el marcador. Quedaban diez minutos para el 90' cuando empujó a la red una asistencia de Correa desde la línea de fondo. Era el 2-2 y todavía quedaba más.

Porque el de Lagarto, convertido en una bestia, volvió a aparecer en las fotos de los dos últimos goles. Era el minuto 99' cuando se pega una carrera marca de la casa, con potencia y garra, para dejar otra vez atrás a Varane. Pierde la pelota, pero no da la espalda a la jugada. Thomas la recupera, Costa asiste a Thomas y el ghanés la pone para que Saúl haga el tercero.

¿Y quién hizo la jugada del cuarto gol? También Diego Costa. Otra vez recibiendo la pelota en la banda izquierda, otra vez encarando y en esta ocasión asistiendo atrás a Vitolo, que de primeras se la da a Koke, que de primeras la empuja a la red. Era el cuarto y el definitivo y el Atlético se proclamaba campeón de la Supercopa con un Súper Costa como gran protagonista.