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La Gloria de Argentina y Leo Messi: yo tuve un sueño

Alejandra Herranz

El amigo y excelente dibujante Joaquín Aldeguer hizo su particular homenaje a esta final de la Copa del Mundo FIFA Qatar 2022 de hoy con una caricatura vis-à-vis de Lionel Messi y Kylian Mbappé, las respectivas estrellas individuales de las selecciones de Argentina y de Francia respectivamente.

Una sinuosidad unía la nariz de Messi con el mentón de Mbappé. Pensé que el olfato pudiera más que la fuerza y que mi sueño se cumpliría. La intuición sobre la fuerza, como en mi sueño.

Era una parada complicada, para los dos. Por los dibujos tácticos, por su camino hasta esta final, por el coste de oportunidad para una de estas dos selecciones -como decía el Doctor y Campeón Bilardo, del segundo no se acuerda nadie.

Leo Messi, tras ganar la final del Mundial con Argentina (Foto: Cordon Press).

Parecía una disputa muy pareja. ¿Quién ganaría? ¿La intuición o la razón? ¿Se definiría por penales? Luego de las 18 horas de la España peninsular ya se sabría la única verdad.

A priori, yo tenía una potencial respuesta de peso: ganaría aquella selección que aspirara a la gloria; no a vencer a la otra, sino a llegar a la gloria propia. Una gloria que tiene mística futbolera, como la de mi querido Estudiantes de La Plata. Sí, la gloria es una gran motivación.

Me llené de argentinidad. Vi en Twitter el saludo de alumnos de la localidad de Pujato para el entrenador Lionel Scaloni, quien es oriundo de allí. Hablé con amigos argentinos y compartimos pareceres. Almorcé milanesa con papas fritas que me trajera ayer mi amigo Edu, argentino. Porque estoy por segunda vez con covid y no podía salir.

Pensé, también, en el jugador iraní Amir Nasr-Azadani quien ha sido condenado a muerte por el régimen totalitario de su país por haber apoyado las protestas de las mujeres iraníes por sus derechos. ¿Tendrían el valor de manifestar una condena los jugadores de las selecciones finalistas, aunque más no fuera por solidaridad profesional?

Recordé que a la FIFA no le gusta mezclar fútbol con política -en línea con los principios de Groucho Marx: si éstos no gustan, siempre hay otros a cambio.

Leo Messi besa la Copa del Mundo tras recoger el premio a Mejor Jugador del Mundial (Foto: EFE).

La selección de Rusia quedó fuera de poder participar de Qatar 2022 por la invasión de Rusia a Ucrania, una disputa que aún continúa, por decisión del organismo rector del fútbol mundial. Sin embargo, ¿Haría lo mismo, aunque a la inversa, por Amis Nasr-Azadani? ¿De condenar públicamente su condena a muerte?

El sindicato mundial de futbolistas profesionales sí lo hizo. En cambio, los adláteres de la FIFA estaban centrados en lo que ha sido este mundial desde lo económico-financiero, lo que paga. Según la revista francesa After Foot, en su edición de noviembre-diciembre-enero 2022-2023, fueron 3.021.768 el número de espectadores, 3.000 millones de dólares en derechos de transmisión y ganancias totales por 5.400 millones.

Vuelvo al partido de esta final que mi gata Ester, la Chiqui, y yo no aprestamos a ver. Como en el tango, quiero al Sur, su buena gente, su dignidad. La presión de Francia era intensa en la salida de la Argentina, que tenía el balón y el ataque, pero que no podía descuidar su defensa y su marca por la potencia del contragolpe francés. Llegó el penal para la Argentina. Dembelé desestabilizó a Di María. Messi se apuntó para tirar. Y no falló. Fue el 1-0.

A los 35 minutos, llegó el segundo. Di María no falló al completar en la red el contragolpe rápido y preciso de Messi, Mac Allister y Julián Álvarez. Fue el 2-0. Y las lágrimas. A los 40 minutos, salieron Giroud y Dembelé y entraron Thuram y Kolo Mouani. Deschamps supo leer que Francia necesitaba un cambio. O dos.

Los jugadores de Argentina celebran el título tras ganar a Francia en la final (Foto: Cordon Press).

La segunda parte también prometía. Porque Francia no se iba a rendir. Porque Argentina no iba a ceder; aquello de la gloria. Francia recuperó el balón y la Argentina la esperó, como en roles invertidos. A los 63 minutos, entró Acuña y salió Di María. Más peso en defensa y reinvención en el ataque de la Argentina ya sin el Fideo.

Siete minutos después entraron Camavinga y Coman por Tèo Hernández y Griezmann en Francia, que tuvo más espacios, aunque ahora la intensidad en la marca era de la Argentina. Las alternativas se agotaban para la estrategia de Deschamps. Pero la casta de último campeón del mundo, pesa.

A los 70 llegó el penal para Francia, en una falta de Ottamendi a Kolo Mouani. Tiró Mbappé. Y marcó, el 2-1. Y el 2-2, a los 81 minutos, otra vez, tras un pase de Rabiot. El ansia de gloria, acaso, aunque fuera más personal que de equipo.

A los 90 el árbitro añadió 8 minutos más. ¿Scaloni pensaría en cambios o estaría igual de bloqueado que sus jugadores en el campo? El disparo de Messi lo rechazó Lloris. A ver qué resolvía Scaloni en la prórroga.

Entró Molina por Montiel. Defensa por defensa. Mala idea. Creció Francia, decreció Argentina. ¿Era sólo físico o era la gloria? Antes de la final, una sinuosidad unía la nariz de Messi con el mentón de Mbappé. El olfato y la fuerza. La intuición sobre la fuerza, como en mi sueño.

Argentina levanta su tercera Copa del Mundo (Foto: Cordon Press).

Mi sueño con mi Argentina y el trono de Messi...

Scaloni cambió el plan. Entraron Paredes y Lautaro Martínez por Rodrigo De Paul y Julián Álvarez. Había que quemar las naves, por aquello de la unicidad del coste de oportunidad y el riesgo calculado. Avisó Argentina, con un disparo de Montiel.

Segunda parte de la prórroga. La charla técnica larga de Francia, la charla corta de la Argentina. Ciento ocho minutos. Remate de Lautaro Martínez, rechazo de Lloris, la toma Messi y adentro. Era el 3-2. Konaté entró por Varane quien, en una marca a Acuña, quedó duro. Los músculos avisan. Pezzella entró por Mac Allister. Había que defender con uñas y dientes.

Minuto 116. Mano de Montiel, involuntaria, pero mano al fin y en el área. Penal para Francia. Gol de Mbappé, el 3-3. ¿Quién dijo que ya estaba todo listo para una u otra selección? Mucha final, ésta de Qatar 2022. Entró Dybala por Tagliafico. Un intento más para cada uno, con parada del Dibu Martínez incluida. ¿No podían ganar los dos? ¿Qué dirán en Bangladesh?

Se definiría por el trabajo, por el entrenamiento: los penales. En medio del cansancio. La gloria. La gloria, la gloria. Yo la soñé celeste y blanca, hace tres meses. Me costó, nos costó. Pero aquí está: Argentina campeón. No hay más mundial, pero sí más fútbol.

Vamos Argentina. Yo tuve un sueño.

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  1. Eugenia Mori

    Excelente relato con sentimiento de fútbol .