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Es Noticia
Girona
2-0
Athletic Club

A Ziganda se le estrella la nave

Asís Martín

Las tres puertas cerradas de esta semana y la convocatoria adelantaban la sospecha de que un experimento se cocía en Lezama. Se dice que el Girona de Pablo Machín sabe a lo que juega, en el Athletic Club eso es mucho más complicado de descifrar, así que la idea fue -igual ante la cercanía de carnaval-, la de disfrazarte de tu enemigo. Pero en este caso se hizo con un disfraz de papel y pinturitas del bazar txinatarra. ¿Resultado? La nave se estrelló.

Lo cierto es que el ondarrutarra Iñigo Martínez, el día de su presentación, hablaba de "un grandísimo club en el que no vale quedar en mitad de la tabla, sino ser ambiciosos". Pues este domingo en Montilivi, en un choque saldado con un (2-0) con doblete de Stuani, a muchos athleticzales se les ha quedado cara de pirrilera. De tentarse la ropa. No se ha visto fútbol, -ni con el 3-5-2 ni con 4-2-3-1-, y lo que es peor, tampoco mucha actitud ganadora; algunos (Lekue, Iturraspe, Beñat, Raúl...) han estado desaparecidos en combate como Chuck Norris, mientras su entrenador quedaba aún más tocado.
Con diez jornadas sin perder (7 empates) todo se tapaba. Pero tras esta derrota y el papelón ante la SD Eibar el ambiente se está poniendo nocivo poco antes de que vuelva la Europa League y el calendario te obligue a ir al Wanda, Pizjuán, Nou Camp, Madrigal, Bernabéu... en fin. Lo grave es que cada vez está más claro que el problema no es de sistema o de días para entrenar, sino de técnico y de jugadores. Aparte de lo que el míster de Larrainzar lleva encima, que es mucho y no me gustaría estar en su piel, dos de sus hoy debutantes tuvieron errores claros en los goles.

El once del Cuco Ziganda presentaba una auténtica revolución, conceptual y de nombres, con el aclamado regreso de Yeray Alvarez (pese a que el técnico dijo el viernes que no está para 90 minutos) y el doble debut del fichado Iñigo Martínez y del baracaldés Andoni López, en un Athletic que jugaría con defensa de tres centrales, dos carrileros y tres mediocentros. Sistemas aparte, un once con diez vizcaínos y 8 canteranos, para que luego hablen por aquí cerca de filosofías, etc...
A veces los engranajes pueden estar más o menos trabajados, pero con pifias como la de Lekue nada más empezar o un penalti del novato López a los cinco minutos se puede ir todo por la borda. Pese a que Iago rozó la pelota el uruguayo Stuani encontró la red, para empezar perdiendo la tarde. Tocaba remontar con un esquema hecho para contener ante un Girona feliz con la perspectiva, ya que encima los leones andaban más inermes que Numayos (aquel de 'Ulises 31') a partir del paso de medio campo.
La primera parte fue tétrica. La nada absoluta. Los 'técnicos' Beñat e Iturraspe pasaron desapercibidos, Unai Núñez hacía de quaterback en el día de la Super Bowl, y los de arriba estaban casi sólo para saltar y correr. Dos disparos fuera de Williams y una chilena de Iñigo Martínez (que tocó el larguero por arriba) en 45 minutos fue el menú zurigorri en la fría tarde catalana. Y eso que ni tan mal, porque en el 37' Pablo Maffeo casi derriba el larguero de Herrerín con un obús a la escuadra, que si entra hace que se suspenda la segunda mitad.

Sin rectificación alguna por parte del Cuco, pero con una mejor actitud, nacía la segunda mitad en la que Jonás Ramalho, de Lamiako, quiso echar una mano pero Bono lo arregló por desgracia. El Athletic pasó a dominar el balón, pero el que casi machaca es el equipo de casa, que dio otro larguero a través de Stuani, por lo que a Ziganda por fin se le encendió la bombilla y reaccionó en el 61' metiendo a Susaeta y Aduriz dando por fracasado su experimento.
Con el habitual 4-2-3-1 de los últimos años llegó sin embargo, de la misma, el 2-0 a placer del uruguayo a centro de Portu, lo que demuestra que sólo dios sabe cómo esta plantilla llevaba diez jornadas sin perder, porque su juego es desesperante, y viene a ser la calidad de sus porteros y delanteros la que le mantiene vivo. Por ejemplo Iago, que hoy mantuvo en el banco a kepa, y sin ser su mejor día le hizo una buena parada a Granell en una falta directa.
Con ese segundo tanto el choque había muerto aunque quedaba tiempo, las dos formas de encarar el partido fueron un fiasco, sin espíritu, sin revoluciones en el motor, sin ideas en la construcción,... toda una encrucijada que obliga a ganar sí o sí a la UD las Palmas y al Málaga en San Mamés para evitar entrar en zona de pánico y desfibriladores.

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