La ducha es el mejor momento del día para muchas personas, sin embargo, para los más pequeños suelen ser un suplicio. Están los que se duchan con música puesta o los que simplemente cantan, los que se dan más de una al día o los que solo la toman antes de acostarse.
Si bien cada persona tiene sus preferencias, la dermatóloga Leire Barrutia tiene claro que una ducha perfecta tiene que cumplir una serie de puntos, desde la duración y la temperatura, hasta los productos que se usan, con un único propósito: cuidar la piel.
Más tiempo, no significa más limpieza. De hecho, la creadora de contenido sobre cuestiones dermatológicas en redes, @dermisphere, tiene claro que la duración de la ducha debe ser corta, "no más de cinco minutos".
En cuanto a la temperatura, no deber estar ni fría ni caliente -punto que es más fácil cumplir en verano que en invierno-. "No tiene por qué estar fría, pero que esté templada o ligeramente caliente", apunta la Dra. Barrutia.
Aunque es algo totalmente normal, la dermatóloga no recomienda usar esponja. "Nuestras manos son más que suficientes para lavar el cuerpo de forma correcta", deja claro la dermatóloga.
Una de las razones se debe a que "las esponjas son el caldo de cultivo perfecto para microorganismos", además de que pueden alterar la función barrera de la piel al frotársela con dicho utensilio.
Los productos que se utilizan en la ducha también son clave. "Utilizar jabones suaves, que tengan un pH similar al de la piel, que tengan ingredientes hidratantes, pocos perfumes...", describe la misma. Asimismo, "pueden ser muy interesantes algunos aceites que lavan con suavidad, al mismo tiempo que aportan hidratación".
Al salir de la ducha, no acaba todo. Por último, hay que "aplicar una crema hidratante a diario para ayudar a reparar la función barrera".