Tomar el sol, tanto en la playa como en la piscina, es un hábito que tenemos normalizado en nuestra sociedad. De hecho, algunas personas no conciben volver de vacaciones sin haberse puesto morenas ni tener la 'marca' del bañador y hacen todo lo posible para que así sea, una obsesión que tiene nombre y es tanorexia.
Antes de entrar en materia, las recomendaciones sanitarias insisten en que exponerse al sol, especialmente entre las 12:00 y las 16:00 horas, con la intención de broncearse es una práctica que aumenta el riesgo de quemarse, y por consiguiente, de desarrollar cáncer de piel en el futuro.
Se cree que el origen de dicho término viene de la palabra en inglés 'tan' que significa 'broncearse' y de la del griego 'orexia' que significa 'apetito o deseo'.
Tal y como define un artículo de la revista Gerokomos, la tanorexia es "la obsesión por estar morenos, es decir, adicción al sol" y los tanoréxicos son aquellas personas que tienen la "necesidad de mantener un bronceado perfecto" hasta el punto de poner en riesgo su salud física y mental.
Se trata de un tipo de dismorfia corporal "que consiste en una preocupación excesiva, y fuera de lo normal, por algún defecto percibido en las características físicas", en este caso, "nunca creen estar suficientemente bronceados, y por ello abusan de la exposición a los rayos ultravioleta".
Si bien la tanorexia afecta a ambos sexos y no sigue un perfil psicológico específico, según un artículo de la revista Enfermería Dermatológica, esta obsesión por el bronceado se observa cada vez en más hombres y en "mujeres de entre 17 y 35 años" que "a pesar de estar morenas, siempre se ven pálidas y muestran una necesidad obsesiva por lograr un tono de piel más oscura".
Además, esta franja de edad cada vez es más extensa y "se está retrasando hasta edades avanzadas de la vida. No es inusual encontrar mujeres, y también hombres, de 60 y 70 años, e incluso mayores, obsesionados por “estar guapos” y aparentar “buena salud”, viéndose pieles excesivamente cuarteadas, hiperpigmentadas, con lesiones incluso malignas, entre otros problemas dermatológicos y extracutáneos".
La enfermera M.ª Dolores Azúa y la psiquiatra Carmen Muro, ambas de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Zaragoza y autoras del primer artículo mencionado, enumeran algunos de los síntomas más destacables de las personas que sufren dicha obsesión:
Es cierto que la exposición solar, en su justa medida, presenta beneficios para salud, pero cuando esta se lleva al extremo, los efectos negativos superan a los positivos, de forma que se pueden producir: