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Una investigación descubre una relación entre la exposición al aire contaminado y el Alzhéimer

Un estudio asocia la contaminación del aire con el Alzhéimer.

Una investigación a manos de un equipo de la Escuela Rollins de Salud Pública en la Universidad Emory en Atlanta (Georgia) ha descubierto una asociación entre una exposición a la contaminación del aire, especialmente del tráfico, y la enfermedad del Alzhéimer.

El estudio, publicado en la revista Neurology, se centró en observar partículas contaminantes de menos de 2,5 micrones de diámetro suspendidas en el aire y cómo la mayor exposición a estas, al menos un año antes de su muerte, aumentaba la probabilidad de tener altas concentraciones de placas amiloides, un depósito anormal de proteínas en el cerebro que se asocia con la enfermedad de Alzheimer.

A pesar de los hallazgos, es preciso constatar que estos no prueban que la contaminación del aire provoque más placas amiloides en el cerebro, sino que sólo muestra una asociación.

"Estos resultados se suman a la evidencia de que las partículas finas provenientes de la contaminación del aire relacionada con el tráfico afectan la cantidad de placa amiloide en el cerebro", matizó Anke Huels, PhD, una de las autoras del estudio, aunque añadió que "se necesita más investigación para investigar los mecanismos detrás de este vínculo".

224 personas donaron su cerebro para el estudio

Los investigadores examinaron el tejido cerebral de 224 personas que aceptaron donar su cerebro al morir para avanzar en la investigación sobre la demencia. Estas habían muerto a una edad promedio de 76 años.

La mayoría de los donantes vivían en áreas urbanas, como el área metropolitana de Atlanta, donde las concentraciones de aire contaminado relacionadas con el tráfico son una fuente importante de contaminación ambiental.

El nivel medio de exposición en el año anterior a la muerte de los participantes fue de 1,32 microgramos por metro cúbico y de 1,35 microgramos por metro cúbico en los tres años anteriores a la muerte.

Sobre estos datos, descubrieron que las personas con una exposición superior a un microgramo por metro cúbico en el año anterior a la muerte tenían casi el doble de probabilidades de tener niveles más altos de placas amiloides, mientras que aquellas con una exposición más alta en los tres años anteriores a la muerte tenían un 87% más de probabilidades de tener niveles más altos de placas.

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