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No, el omeprazol no te va a aliviar de todas las molestias de una comida copiosa

El omeprazol no es un protector de estómago.
Escribo sobre salud entre médicos y deportistas

El omeprazol es un fármaco bien conocido por la mayoría de la población y de hecho, tú mismo lo habrás tomado en más de una ocasión. Aunque popularmente se le conoce como el protector de estómago por excelencia, no es un término estrictamente correcto, ya que no protege sino que evita la secreción de ácido en el estómago.

Junto con otros medicamentos como el pantoprazol, el rabeprazol o el lansoprazol, el omeprazol pertenece al grupo de los llamados fármacos antiulcerosos.

Está indicado fundamentalmente para el tratamiento de úlceras gástricas o duodenales, como prevención de la recaída de la úlcera, en casos de reflujo gastroesofágico y en el síndrome de Zollinger-Ellison -genera producción excesiva de ácido gástrico-, especifica Pablo Caballero, farmacéutico del área de Divulgación Científica del Consejo General de Colegios Farmacéuticos.

No se debe abusar de este fármaco

Tener como costumbre tomarse un omeprazol antes de beber o de una comida copiosa, puede estar relacionado con el hecho de que se le considere popularmente como un “protector de estómago”, apunta el profesional.

El omeprazol evita que tengamos una secreción excesiva de ácido gástrico, pero no evita, ni mucho menos, los efectos nocivos del alcohol ni alivia otras molestias relacionadas con una comida copiosa.

"Lo recomendable desde el punto de vista de la salud es evitar el exceso, no utilizar un medicamento que, además, puede tener efectos secundarios", aconseja.

Se recomienda tomar por las mañanas en ayunas

Al igual que cualquier otro fármaco, su administración debe adecuarse a las indicaciones de un profesional.

Por lo general, estos recomiendan tomar el omeprazol por las mañana en ayunas, tan sólo una vez al día y sin abrir ni romper la cápsula -para que el fármaco llegue intacto al estómago-. No obstante, si se olvida, la comida no afecta a su biodisponibilidad, matiza el farmacéutico Caballero.

La mayor parte de las presentaciones que contienen omeprazol están sujetas a prescripción médica, pero también hay algunas que se comercializan sin esta. Aunque cuando ocurre esto último, es porque suelen contener un número reducido de dosis, para 14 días como máximo, al estar indicadas para un uso puntual.

A pesar de este número máximo de días, en caso de que los síntomas no mejoren en unos 7, Pablo Caballero recomienda acudir al médico para descartar algún posible problema de salud subyacente.

Informar de otros tratamientos, antes de tomar omeprazol

Teniendo en cuenta que el omeprazol puede interaccionar con otros fármacos, es recomendable comentar al médico o al farmacéutico si estamos tomando otros medicamentos antes de iniciar con este tratamiento.

Sobre todo se debe evitar en caso de:

  • Hipersensibilidad conocida al fármaco. También se debe evitar la
  • Administración junto con atazanavir -un antiviral usado en el tratamiento de la infección por VIH-.

Aunque el omeprazol suele ser bien tolerado y las reacciones adversas son generalmente leves, el empleo abusivo durante periodos mayores a un año o a dosis elevadas, se ha relacionado con reacciones adversas como por ejemplo:

  • Reducción en los niveles de vitamina B12 –que puede ocasionar un tipo de anemia–.
  • Reducción en los niveles de magnesio –que podría dar lugar a debilidad muscular y calambres, así como a osteoporosis–.
  • Cefalea, dolor abdominal, estreñimiento, diarrea, flatulencia y náuseas o vómitos.

No existen los protectores de estómago

Al igual que se ha popularizado el término “protector de estómago” para denominar a este grupo de fármacos al que pertenece el omeprazol, también se utiliza para otros medicamentos.

Sin embargo, este término no debe aplicarse a ningún medicamento ya que puede generar confusión entre la población y fomentar un uso inadecuado, teniendo en cuenta que al utilizar este término puede dar a entender que su uso evitará posibles efectos perjudiciales sobre el estómago derivados del consumo de alimentos, de otros medicamentos o del alcohol, por ejemplo, concluye el farmacéutico.

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