En las pistas del Campeonato Mundial de Resistencia y otros certámenes europeos, Dunlop convierte cada vuelta en un laboratorio en vivo para mejorar sus neumáticos.
El equipo de pruebas, liderado por Steven Casaer, utiliza las carreras para desarrollar la próxima generación de neumáticos, combinando la precisión de pilotos de élite como Peter Hickman y Jeremy Guarnoni con un exhaustivo análisis de datos recogidos en condiciones auténticamente competitivas.
Cuando Peter Hickman y Jeremy Guarnoni cruzaron la meta como ganadores de las 6 Heures Moto de Spa-Francorchamps, su objetivo iba más allá del podio: estaban probando neumáticos. Para Dunlop, la victoria fue solo el marco ideal para recopilar información crucial sobre el comportamiento de sus compuestos en condiciones reales de carrera.
Con el respaldo de los ingenieros del Centro Técnico de Montluçon (Francia), el equipo de Pruebas de Dunlop representa uno de los programas de desarrollo más avanzados en el motociclismo actual. Su filosofía es clara: los neumáticos deben evaluarse en el entorno más exigente posible -las propias competiciones- donde el tráfico, los adelantamientos y el desgaste real de pista ponen a prueba cada detalle técnico.
“Probar en una carrera es completamente distinto a hacerlo en un test privado”, explica Peter Hickman, poseedor del récord de vuelta en el TT de la Isla de Man. “En competición, sales de la trazada ideal, afrontas distintas zonas del circuito y llevas el neumático al límite de verdad”.
Esa autenticidad convierte cada carrera en una fuente de datos insustituible para los ingenieros, que combinan las sensaciones de los pilotos con el análisis objetivo de los sensores.
Durante el evento en Spa, Dunlop llevó más de 200 neumáticos, incluyendo versiones experimentales de su gama de slicks KR, compuestos intermedios y de lluvia. En cada stint (tanda de conducción), los pilotos probaban un neumático trasero distinto sin conocer sus especificaciones, para asegurar una evaluación imparcial basada solo en las sensaciones. “No sabemos nada del neumático que montamos”, comenta Hickman. “A veces ni siquiera vemos los tiempos por vuelta. Se trata de sentir el comportamiento, no de mirar el cronómetro”.
En total, Hickman y Guarnoni completaron unos 2.000 km y 101 vueltas, con su BMW M 1000 RR equipada con 75 sensores que recopilan más de 300 parámetros de rendimiento. Esa enorme base de datos se cruza con los comentarios de los pilotos para distinguir hechos de percepciones.
“Ambos son igual de importantes”, explica Giovanni Dalla Torre, ingeniero de desarrollo de Dunlop. “Los datos nos dan la evidencia, y los pilotos, la interpretación. Con deportistas del nivel de Peter y Jeremy, sabemos que su feedback es preciso y creíble”.
En Spa se probaron nuevas versiones de slicks blandos y superblandos, un neumático de lluvia mejorado y un nuevo slick delantero, todos en proceso de integración en la gama de competición. Pero el programa de pruebas de Dunlop no se limita al EWC: el equipo también participa en campeonatos nacionales como el ESBK español o el CIV italiano, donde la evolución constante de los neumáticos ofrece ventajas competitivas a equipos como BMW Easyrace Team o Team Honda Laglisse.
Para Dalla Torre, el proceso es una cadena continua: “Tras las pruebas virtuales y privadas, competir es el paso lógico. Solo así podemos garantizar que cada nuevo neumático funcione al máximo en condiciones reales”.
Cada carrera, cada adelantamiento y cada kilómetro recorrido son, para Dunlop, una inversión en el futuro del rendimiento sobre dos ruedas.