¿David Ferrer o Chris Wilton?
"Aquel que dijo «más vale tener suerte que talento», conocía la esencia de la vida. La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte, asusta pensar cuantas cosas escapan a nuestro control. En un partido hay momentos en que la pelota golpea el borde de la red, y durante una fracción de segundo puede seguir hacia delante o caer hacia detrás. Con un poco de suerte sigue hacia delante y ganas, o no lo hace y pierdes". Palabras de Chris Wilton en la secuencia inicial de la película Match Point, dirigida por Woody Allen. Y tras presenciar el final del duelo de cuartos de final que ha enfrentado a David Ferrer y Tommy Robredo en Cincinnati debo decir que el cineasta de Brooklyn sabía muy bien de lo que hablaba cuando escribió el guion.
En un encuentro de poder a poder entre dos tenistas que se conocen muy bien, los errores se impusieron a los aciertos. Ferrer estaba ansioso por aprovechar la gran oportunidad que se le presentaba al haber quedado ya eliminados todos los cabezas de serie por la parte alta del cuadro. Robredo por su parte afrontaba el partido con ganas de demostrar que su victoria ante Djokovic era más producto de su gran momento de forma que de un mal rendimiento del número uno del mundo.
Ferrer fue el primero en hacer sangre al resto y se llevaría el parcial inicial tras tres breaks consecutivos que le pusieron con 5-4 en el marcador, sirviendo para cerrar un primer set que no se le escapó. En el segundo las tornas cambiaron, Tommy no dejó que el de Jávea impusiera su ley con el drive, y Robredo empezó a cometer menos errores con el revés, a priori su tiro más débil. En el fragor de la batalla, la sexta raqueta del ranking ATP pecó de precipitación, pasado de revoluciones quizá por las ganas por citarse con Benneteau en la ronda de semifinales. El tenista de Holstaric templó sus nervios y llevó el duelo al inevitable tercer acto.
La victoria iba a decidirse por un estrecho margen. El primero en ceder su servicio lo iba a pagar caro. Robredo dispuso de varios puntos para conseguir la ventaja, pero Ferrer supo amarrar su saque y colocarse una y otra vez por delante en el marcador. En el momento decisivo, cuando el brazo se agarrota y las piernas tiemblan, el mínimo error puede costar el partido. Con bola de break, Tommy sacó abierto y atacó con un tiro paralelo de derecha. David corrió velozmente pero en clara desventaja, se acomodó la pelota con su drive, y la bola golpeó en la cinta para posteriormente, tras unos momentos de incertidumbre, caer muerta al otro lado de la red.
En el siguiente juego Robredo tuvo un 0-30 al resto para intentar volver a meterse en el partido pero finalmente tuvo que maldecir su suerte. La fortuna fue a visitar a Ferrer en el momento justo, y le da mañana en Cincinnati una oportunidad única de meterse de nuevo en la final de un Masters 1000 cuando cruce raqueta con el francés Julien Benneteau. Una vez más, Woody Allen tenía razón.
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