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Es Noticia

De la antigüedad a la modernidad balompédica

Casada con el fútbol y amante del deporte.


Hablábamos en el artículo anterior de esos románticos primeros balones de fútbol. Repasamos la historia desde los orígenes, en los albores de la “civilización balompédica”, hasta el mundial de Brasil 1950, año crucial para este deporte por la forma que tenían los esféricos y que quedaron inmortalizadas en multitud de anagramas de equipos. Pero no sólo por ese motivo este mundial fue importante (hablando de lo que estamos hablando, es decir, de la tecnología de las pelotas, sino, además, porque a partir de ese momento los esféricos adquirieron estabilidad, tanto en su forma con en su tecnología.
De hecho, desde ese 1950 hasta México 1970, cambiaron sólo algunas pinceladas. En primer lugar, el color. No sabemos si fue por comercialidad (en un primer acto de marketing más o menos actual) o si para adaptarlo a las televisiones (cada vez más importantes en este tipo de eventos): la realidad es que el balón adquirió un color naranja, muy parecido a los que se utilizan en los partidos en campos nevados.
El balón de Suiza 1954 era muy parecido al de Brasil. Se componía de 18 paneles de ese peculiar color que se cosían en forma de T. Los que se usaban en los entrenamientos (y, probablemente, los que se vendían) tenían escrito “Swiss World Champion Match-Ball”. De esta forma, quien lo adquiría podía alardear de tener un producto oficial de un campeonato que iba teniendo cada día más trascendencia. Además, nótese que el texto está en inglés, lo cual no es casualidad: tras la II guerra mundial, el predominio anglosajón en el mundo occidental hacía que este idioma reemplazase en importancia al francés, tanto cultural como comercialmente. ¿Quién dijo que el balompié es solamente un deporte?
De Suecia 1958 no traemos muchos cambios. Si acaso, el color, más tendiendo al amarillo. Como curiosidad, decir que estaba realizado en auténtica piel, por lo que se solía pasar con varias capas de grasa animal para que cogiera elasticidad y se pudiera hinchar con normalidad.
Chile 1962 sí da un primer paso hacia el balón moderno. El modelo básico no cambia respecto de sus predecesores de los años 50, pero la forma de los gajos es ligeramente distinta. La T de sus antepasados se modifica hacia una forma más o menos hexagonal, con un rectángulo curvado en el centro. La razón es que, de esta forma, la pelota adquiere más esfericidad. Si nos fijamos, en los anteriores (aunque las imágenes los muestran deteriorados por el paso del tiempo), se advierte que su forma es bastante irregular, lo cual influía decisivamente tanto en el bote como a la hora de su golpeo.
El último balón de esta serie es el Challenge de Inglaterra 1966. Compuesto por 18 gajos, se fabricaron en 3 colores distintos: blanco, amarillo y naranja, siendo este último el que se usó en los partidos. Fue, por así decirlo, el último de su estirpe, porque cuatro años después comenzaría la modernidad futbolística: el Telsar.
 
 

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