Tirar la toalla
Me empieza a mosquear el planteamiento de la segunda vuelta por parte del Real Valladolid. Y no solo de los jugadores. Ni del entrenador. Ni del Director Deportivo o el presidente. De todo lo que engloba al Real Valladolid, que es mucho. Sinceramente, creo que la derrota en Girona y el empate frente al Elche han hecho mucho más daño del imaginable. El equipo cerró 2015 goleando al Tenerife y con el reto de meterse en la pelea de arriba a la vuelta de vacaciones. Y donde realmente se ha metido es en una zona de la clasificación que genera una indiferencia que hace mucho daño. Queda más de una vuelta y se está a tiempo de todo.
A muchos no les parece anormal que el Real Valladolid tenga 12 equipos por delante en la clasificación y que Zorrilla haya dejado de ser un campo que impone al rival cuando lo visita. A mí sí. Mucho. A mí me preocupa que el campo se esté vaciando, que se haya perdido la ilusión por los fichajes, que la Segunda B esté más cerca que la Primera...pero igual este es el nuevo papel del Pucela en el fútbol español. Aviso que me resignaré a creerlo. Quizá soy la excepción.
Que el club no se puede permitir una apuesta económica como la que se hizo hace un año en el último mercado de fichajes de invierno parece una obviedad. Que la clasificación actual hace mucho daño a la hora de fichar es otra. Pero no se puede dar por bueno lo que se está haciendo. Eso, para el Real Valladolid Club de fútbol, es tirar la toalla.
A día de hoy, a 11 puntos del ascenso directo, a cinco del play-off y a cuatro del descenso, la palabra es fracaso. Fracaso y mediocridad. Y si no lo reconocemos desde ya, seguiremos en la misma dinámica y se habrá acabado la temporada. ¿Por qué no sale un jugador y lo dice? El Real Valladolid en Segunda no puede conformarse con sumar menos de la mitad de los puntos en juego. Y lleva 25 de 60. Si el objetivo no es ascender, que nos lo digan. Por ir cambiando las expectativas, más que nada. Por momentos pienso que, entre todos, estamos perdiendo una temporada. Lo mismo nos terminamos arrepintiendo.